Ahora que las pocas lluvias se han hecho presentes, ha habido un incremento significativo en los baches que fueron remozados muchos durante la presente administración: un año prácticamente que los alcaldes, especialmente el de Victoria, Oscar Almaraz ha tenido un intenso programa de bacheo para satisfacer a la población de la capital tamaulipeca.

Ya se tiene un plan de rehabilitación de las calles, cuando de repente, las lluvias amenazan con cambiar las prioridades: hoy en día, arterias tan importantes como el Eje Vial, o la calle 21 o 19 están intransitables, y alguien debe poner orden y recalendarizar las rutas de pavimentación o rehabilitación: no es que las calles pequeñas no tengan importancia, pero podría determinarse la prioridad en base a su circulación, es decir, al número de personas beneficiadas o que puedan ser objeto de una vialidad digna.

Hay recursos de muchos rubros destinados a este asunto, pero solo esperamos, sinceramente, que se meta mano a todas esas grandes avenidas que han sido dañadas en forma impresionante por las lluvias que, si bien es cierto que no son culpa de nadie, sí dejan al descubierto la calidad de las obras que se hicieron en su tiempo, sea de la presente o anteriores administraciones.

Y es que hoy está de moda encontrar obras deficientes y culpar a otras administraciones, pero no se hace nada al respecto. Muy interesante sería ver la noticia de que a tal o cual compañía le fue exigida la devolución de la suma cobrada por haber sido negligentes, o la consignación de alguien que no supervisó adecuadamente y permitió que nuestro dinero, el del pueblo de Victoria se gastara de forma adecuada.

Es enfermizo leer que todo mundo alaba a quien gobierna: siempre tiene la razón, nunca se equivoca… ¡Qué flojera! Así han de estar sus asesores que, pensamos, no sirven de mucho, porque se pasan el tiempo con lisonjas y halagos inmerecidos, porque nunca dicen lo que la gente piensa o palpa, sino lo que su jefe quiere escuchar, mareándolo y haciéndole pensar que es muy bueno y absoluto.

Nada más apegado a la mentira que ello. Los gobernantes, de todo nivel, son personas con sus límites naturales: no son divinos ni perfectos como creen sus asesores y compinches: se equivocan igual que todos.

Es aquí donde los asesores y quienes dirigen las áreas de Obras Públicas deben entender cuales son nuestras prioridades, y abocarse a la solución en éstas como cosa primera.

Haga usted el recorrido de norte a sur, y en las principales avenidas hay pozos, hoyancos, baches multi gigantes que son un peligro para los vehículos. Todo eso joroba nuestro patrimonio y el de la autoridad, y no es justo tener que pagar por ponchaduras, enderezamiento de rines y más porque la autoridad se portó deficiente.

Los victorenses, ante el abandono superior, queremos fer que la presidencia municipal atrae los problemas que tenemos y los trata de solucionar. No entendemos, por ejemplo, que un semáforo descompuesto tarde semanas en ser rehabilitado. No va por ahí, suponemos.

Así que, don Oscar Almaraz, alcalde de Victoria debe poner mucha atención en sus asesores que le están fallando, y en todas las áreas hacer un reacomodo de piezas, porque decisiones unilaterales están afectando su muy excelente labor como alcalde de la capital tamaulipeca.

Un tipo que trabaje mal hace más ruido que diez que hagan las cosas bien.

Así que, esperamos que el programa emergente nos ayude con la resoluciónn de problemas en Las Adelitas, que ahora tiene un cine y negocios más, pero sus calles siguen igual; con el 27, el 22, el 19 o la calle Carrera Torres, para que le den su mano de gato, y esté a la altura de lo que merecemos como mínimo.

Porque Victoria es la capital, y porque es uno de los 43 municipios de la entidad que merece atención.

Victoria merece obra, aunque no sea más que un municipio más.

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