¿Abuelo, eres un solitario? Me preguntó mi nieto Emiliano. ¿Por qué lo dices? Contesté un poco contrariado. Es que nunca te he visto en compañía de amigos, siempre te veo solo, y si no fuera por mi abuela, seguro que vivirías un aislamiento casi total. Yo no estoy solo, siempre me acompaña mi mejor amigo. Emiliano sonriendo comentó: Ya lo sé, me vas a decir que Jesucristo siempre está contigo, pero yo no me refiero en el plano espiritual, me refiero a los otros amigos, los que están aquí en la tierra. Te entiendo Emiliano, pero preciso decirte, que los verdaderos amigos en la tierra, son una especie en peligro de extinción, lo que hoy te digo, lo comprobarás más adelante, hoy, túte haces acompañar por tus compañeros de la escuela o los cuates de fraccionamiento donde vives, a esas personas, con las cuales interactúas en los espacios específicos para estudiar o jugar, mismas, que llegado el momento,tomarán un camino distinto al tuyo, son estos, acompañantes de ocasión, y muchos de ellos se olvidarán de ti por uno o varios motivos; en cambio, los amigos verdaderos son para siempre, son aquellos que poseen un espíritu puro y son atraídos por la energía que emana de otros cuerpos  de similar pureza, son espíritus generadores de amor que establecen enlaces indisolubles de paz y de armonía; amigos que poseen una profunda sensibilidad para captar tus diferentes estados de ánimo y siempre tienen a la mano el bálsamo, para sanar todas tus heridas emocionales, los que no te piden ni te exigen nada, los que creen en ti y te ayudan a desarrollar tu potencial, que se alegran con tus éxitos y no te dejan caer cuando pareciera que se acercan las derrotas, son aquellos que vuelven realidad las esperanzas, los que siempre esperan por ti para llegar juntos a las anheladas metas de bienestar; los que no mueren cuando el cuerpo material llega a la madurez, para dejar salir la verdad de la vida eterna, que espera a todo ser de fe, cuando se reincorpora al Todopoderoso, dueño y creador del universo. Qué difícil es entender a los poetas, dijo Emiliano, pero créeme que te entiendo abuelo, pero sigo pensando que no hay nada mejor que poder ver y sentir al amigo material. ¿Y por qué crees tú que yo no siento ni veo a mis amigos? ¿Acaso no sabes que toda actitud, expresión, sentimiento o emoción que emana del cuerpo material, proviene del espíritu? Mas te diré, que, si ese fuera el caso, a mí, a mí me hacen mucha falta mis amigos. Al percibir Emiliano un dejo de nostalgia en mi cuerpo material, me dijo: Abuelo, tú sabes que te amo. Entonces, Emiliano, no dejes de decírmelo, porque bien sabe Dios que tu espíritu es tan puro que me ama.

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