“La bebida más peligrosa es el agua, te mata si no la bebes”…
El Perich
Condorito, el célebre personaje del comic argentino del mismo nombre, para mostrar su confusión suele soltar una frase:
¡Que alguien me explique!…
La exclamación tiene acomodo hoy en Ciudad Victoria en un tema que de preocupante ha pasado a ser dramático: El del abasto de agua potable.
¿Por qué ubicarla en ese contexto?
Precisamente por el desconcierto generado entre los consumidores del recurso y en la sociedad en general, por la cauda de información y desinformación sobre la disponibilidad, uso y futuro a corto plazo del elemento, en un escenario que recuerda la Torre de Babel, en donde sus ocupantes –en este caso las autoridades del ramo– parecen hablar idiomas distintos por las contradicciones en que incurren, con un balance desastroso: Casi nadie sabe cuál es la realidad.
Las preguntas se suceden en tropel:
¿Cuánta agua necesitan los victorenses?
¿Cuànto tiempo tenemos en esta capital asegurado su suministro?
¿Cuál es la instancia confiable para informar sobre este problema?
Los habitantes de esta ciudad, como asienta la voz popular, no sabemos a quién irle
Un día las fuentes que se dicen autorizadas advierten que la presa Vicente Guerrero está a un paso de tocar fondo totalmente y que los pozos y manatiales están casi secos. Histeria colectiva como respuesta.
Pero oh, al día siguiente, la Comisión de -Agua Potable local por voz de su gerente da a conocer que ese vaso aún tiene más de 900 millones de metros cúbicos y que si Victoria consume 30 millones de metros cúbicos al año, no se puede hablar de un problema grave, mientras en el ayuntamiento el alcalde predice un entorno casi apocalíptico al adelantar que se acerca una sequía “como nunca antes se ha visto”, con lo que pone el Jesús en la boca a todos los capitalinos, tanto urbanos comi rurales.
No termina ahí todo.
En el nivel federal, la Comisión Nacional del Agua no se pronuncia al respecto y con su silencio curiosamente aviva el escándalo porque no hay una opinión del organismo federal sobre este panorama y crecen la zozobra y las dudas.
¿A quién le creemos?…¿Cuál es la realidad?
No parece haber una respuesta aceptable a la pregunta, así que en un exceso de vanidad ofrezco una propuesta:
Que sólo exista una fuente o vocero sobre el tema. Y que los demás, con todo respeto, cierren la boca. Ya no nos confundan más.
Por lo pronto y en concordancia con lo que planteo, cerraré la mía sobre ese tema.
Que sigan bien…
LOGRANDO MÁS CON MENOS
Lo cortés, reza una vieja frase, no quita lo valiente. Y es momento de poner estas palabras sobre la mesa en el rubro de la limpieza pública en Ciudad Victoria.
Debo admitir en un ejercicio estricto de justicia, que pese a las desastrosas condiciones en que el alcalde Eduardo Gattás recibió el equipo para recolección de basura, este servicio se ha mantenido en operación contra viento y marea durante la mayor parte de esta gestión, cubriendo casi la totalidad del municipio. No es una alabanza, simplemente es una realidad.
Esto habla de un principio de orden básico en la administración, sea pública o privada: Obtener el máximo beneficio con los mínimos recursos, lo cual parece estar funcionando en el actual trienio, con las limitaciones y tropezones naturales que arroja la falta de recursos y escaso presupuesto.
Mi reconocimiento a esta tarea, en la cual los méritos de sus trabajadores pocas veces son valorados…
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