Condorito, célebre personaje de una divertida historieta argentina, cada vez que se enfrenta a una situación para él incomprensible, acostumbra lanzar una exclamación:

¡Que alguien me explique!

En esta ocasión, me permito sumarme en esa confusión al pajarraco, como le suele llamar otro de los protagonistas, Pepe Cortisona.

Sucede que cada vez entiendo menos a las actuales campañas por la Presidencia de la República y desde luego a sus candidatos y partidos que los arropan.

Si me permite, expongo una duda:

¿Cuándo una propuesta de campaña se convierte en un tema para ganar votos?

No puedo imaginar otra respuesta que ésta: ¡Siempre!

Pregunto:

¿Cuando López Obrador dice que va a regalar dos mil pesos a cada mexicano no es para que voten por él?…¿Cuando afirma que todos los que quieran van a poder ingresar a una universidad no es para que lo apoyen en las urnas?…¿Cuando promete que bajará el precio de la gasolina no es acaso para que marquen su boleta electoral?

¡Por supuesto que sí!…Y a nadie se le mete en la mollera que no debe hacerlo por el burdo argumento de que politiza a la pobreza o a la educación.

Otras preguntas:

¿Cuando Ricardo Anaya promete que las mujeres van a disfrutar de igualdad en sus trabajos no es para que las damas le den su voto?…¿Cuando anuncia que él bajará el IVA en la frontera no es para ganar más sufragios a su favor?…¿Cuando asegura que combatirá a la inseguridad no es para que los enojados lo respalden?

Entonces, ¿Por qué no acusarlo de que politiza a la discriminación femenina o a la desmedida violencia nacional?

No. Nadie dice ni pío.

¿Entonces por qué demonios se le echan todos en montón a José Antonio Meade cuando se compromete a regularizar los vehículos extranjeros ilegales, conocidos como “chocolates”, si sería también un enorme beneficio para millones de personas?

Demonios, si promete algo Andrés Manuel o Ricardo todo está bien, todo es moral, todo es válido, ¿pero es politiquería si lo ofrece Pepe?

Vuelvo a la frase de Condorito: ¡Que alguien me explique!

En mi percepción, el “pecado” de Meade es haberse adelantado a un ofrecimiento que de mil amores lo hubiera lanzado El Peje y el mismo que Ricky hubiera cantado a los cuatro vientos si no le hubiera comido el mandado el priísta adoptado. Y si hubieran sido ellos, tanto morenos como azules ni siquiera hubieran chistado.

Vamos, más madurez y menos alharaca.

A Andrés Manuel le han perdonado que anunciara el perdón para una cauda de criminales y a Anaya le han disculpado que adelantara que desaparecería todos los apoyos sociales, pero a Meade lo quieren crucificar por un tema que se ha manejado hasta el cansancio y que no resuelve nadie. Y cuando alguien dice que lo atenderá, resulta que es una herejía política.

Que quede claro: No es ésta una defensa de José Antonio Meade. Es una defensa de la equidad y del “piso parejo” que tanto propala el Instituto Nacional Electoral y que es evidente no tiene aplicación. Me parece, que me disculpen por mi radicalismo quienes quieran hacerlo, una soberana tontería descalificar el tema de la nacionalización de esos automóviles por el solo hecho de estar en campaña.

Me hubiera gustado que siguiera Margarita Zavala en la lid para lanzar un exhorto con el clásico “Señoras y Señores”, pero me quedo con la segunda palabra:

Señores, basta de monsergas partidistas. Piensen más en la gente y menos en sus ambiciones facciosas. Así como aplaudimos que pudiera bajar el precio de los combustibles, así como aplaudimos que pueda disminuir el IVA en la frontera, también deberíamos aplaudir que le den seguridad a una parte vital del patrimonio de millones de familias y pequeños negocios en todo México y en especial en la zona norte.
Y como dice Catón: Ya no le sigo porque ya me “encaboroné”…

@LABERINTOS_HOY