En lo que intenta crear una nueva etapa pero con actores distintos y prácticas similares, la Cámara Baja del Congreso de la Unión, decidió aplazar para la próxima semana la discusión y aprobación de la ley de egresos correspondiente al 2020. La fracción mayoritaria representada por el partido Morena busca crear nuevas formas administrativas y distributivas, de los recursos para impulsar formas más no políticas, para la actividad primaria.
Que si bien, es necesario renovar los procesos de entrega y aplicación de los recursos para enfocar el fortalecimiento de la actividad primaria y complementaria, también es cierto que en los gobiernos anteriores no únicamente hubo irregularidades en los subsidios para la agricultura, la ganadería lo mismo que la producción de cultivos perenes.
Quizá los legisladores y el propio ministro de agricultura y ganadería que actualmente tienen esa responsabilidad carecen o no han definido una política agropecuaria de acuerdo con las necesidades de quienes han mostrado una vocación por los “productos del campo no elaborados”, mensaje que se difundió durante décadas en algunos tractocamiones y vehículos de carga.
Ahora bien, es distinto plantear una forma novedosa para la entrega de los recursos, pero como toda iniciativa de ley, en este caso hay una ley de egresos, debe ser argumentada y sustentada y no únicamente, como resultado de haber identificado las necesidades de ese sector.
Sin embargo, la situación actual de la Cámara Baja, que actualmente esta bloqueadas por los agricultores, esta integrada por “políticos” espontáneos que desde antaño han ocupado los sitios de representación partidista, ya que la política se ha convertido en una de las maneras fáciles para vivir. Basta revisar los indices del Instituto Nacional Electoral para la conformación de decenas de solicitudes para crear nuevos partidos políticos.
Pero ante el debilitamiento de las organizaciones de productores le apuestan al desgaste de los hombres del campo. En razón de que los tiempos para la aprobación de la ley de egreso se extenderán hasta el 31 de diciembre.
Por ello, quienes ocupan un sitio de representación popular no son precisamente los mejor calificados ni los más aptos, sino los que han mostrado habilidades para obtener sufragios en una elección federal.
Y en ese orden, los productores de carne, granos, frutales, hortalizas, oleaginosas y en general los comestibles. Tienen una vocación, que traduce en un servicio a la comunidad humana y en atención a esa vocación, los gobiernos para los que la actividad primaria representa un valor ineludible, no únicamente designan a un secretario de agricultura.
Sino a un ministro, que significa el que sirve, el que atiende pero sobre todo el que entiende, el sentido y el valor de su esencia de su encomienda. Pero desgraciadamente ese concepto se ha relegado a quienes ejercen alguna enseñanza religiosa.
Los ministros de agricultura únicamente alcanzan ese significado, cuando hay resultados en la economía de los países donde se desempeñan su función.
Pero hasta ahora esta demostrado, por los organismos que miden la producción alimenticia como la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación -FAO- lo mismo que la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico -OCED-, que los países y regiones donde la actividad primaria es motivada y subsidiada la actividad primaria, son el resultados del ejercicio de una política integral alimenticia.
Sin embargo, los legisladores que son mayoría no han mostrado interés en la problemática de alimenticia. Ya que la salida fácil que han encontrado es la estigmatización de los hombres del campo y ponderan el partidismo.
Y si en algún momento de la historia de México, se llegó a otorgar un presupuesto para subsidiar al agro mexicano, fue durante el gobierno del ex Presidente Carlos Salinas de Gortari. Que si bien, en su administración estuvo cargada de defectos, también surgieron los estímulos para la producción agropecuaria.
Que se tradujo en un incremento significativo lo mismo de agricultores, que productores de carne, frutales, hortalizas y forrajes, que se convirtieron en insumos nuevos para fortalecer el sistema alimenticio.