En México, estamos acostumbrados a las promesas de campaña que se quedan en el aire, pero cuando Donald Trump habla de endurecer las políticas migratorias, no se trata de palabras al viento. Es una amenaza real, un riesgo latente que podría traer de regreso a miles de mexicanos repatriados, particularmente por la frontera de Tamaulipas.
El Instituto Tamaulipeco para los Migrantes (ITM) ya está alerta. Aunque por ahora no hay señales de alarma ni psicosis entre la comunidad migrante, el director del organismo, Juan José Rodríguez Alvarado, reconoce que existe una “preocupación normal”. Y cómo no: si las políticas de Trump se concretan, las cifras de repatriados podrían dispararse.
Por el momento, las aguas están tranquilas. Este año, el ITM estima que cerca de 50 mil connacionales serán devueltos por Tamaulipas, una cifra que, comparada con los 125 mil que regresaron en tiempos de Barack Obama, parece manejable.
Pero esa calma no garantiza nada. Las políticas migratorias cambian de un día para otro, y cuando lo hacen, suelen golpear fuerte.
La mayoría de los repatriados no son tamaulipecos: un 90% proviene de estados como Veracruz, San Luis Potosí, Michoacán, Guerrero y Nuevo León. Aun así, Tamaulipas ya se prepara para lo que pueda venir.
Hay siete albergues listos para ofrecer apoyo a quienes necesiten alojamiento, asesoría o atención psicológica, y se han reforzado programas de reinserción laboral para que los repatriados puedan aprovechar las habilidades adquiridas en Estados Unidos.
El panorama en Texas, donde reside gran parte de la comunidad tamaulipeca, es otra historia. Ahí, las leyes como la CB1 y el tono de las campañas políticas han sembrado incertidumbre entre los migrantes. No hay pánico, pero sí preguntas que empiezan a inquietar: ¿qué hacer en caso de detención?, ¿cómo proteger lo que con tanto esfuerzo han conseguido?
Aquí viene la parte crítica: México depende cada vez más de sus migrantes. Las remesas son el salvavidas de miles de familias y, en muchos casos, hasta de la economía nacional. Si de un momento a otro esos trabajadores regresan, ¿qué les ofreceremos aquí? ¿Dónde los vamos a emplear?
Hoy, la calma domina el escenario, pero el fantasma de Trump sigue rondando. Si esta amenaza se materializa, no será sorpresa, será un golpe anunciado.
Ojalá, por el bien de todos, este riesgo no pase de ser solo una advertencia, como tantas otras.