Italia, país de 60 millones de habitantes está sometido a medidas de aislamiento con el objetivo de ralentizar la propagación del covid-19. “Es nuestra hora más oscura, pero lo lograremos”, asegura el primer ministro de Italia Giuseppe Conte, histórica manera de dirigirse al país, para que olvide que están en recesión económica y si algo más grave sucede, el culpable es responsable. Las medidas de emergencia para contener el brote incluyen restricciones de viaje y la prohibición de reuniones públicas. Se trata de evitar los movimientos en toda la península, excepto casos de necesidad, por motivos laborales o de salud.
Bares y restaurantes están vacíos, las calles desiertas. Mucha gente no sabe si puede seguir trabajando o no. Hay sentimiento de tristeza y mucha preocupación. El gobierno ordenó cerrar los bares a las 6pm, con impacto económico en la región, sume cancelaciones en hoteles y que nadie sale a gastar en pubs y de comida. Italia es el país con más muertes confirmadas después de China. Las infecciones confirmadas aumentaron 24% desde el domingo y siguen. La autoridad confirma casos de coronavirus en cada una de las 20 regiones del país. “La única manera de parar este virus es que cada uno de nosotros haga el esfuerzo de quedarse en casa.
Es importante conocer que Italia cuenta con uno de los mejores sistemas de salud del continente, y aun así está colapsando,
Italia afronta dramática situación. Este jueves las autoridades confirmaron más de mil muertes. En España los casos confirmados superan los tres mil. Italia es el país de Europa más afectado por el COVID-19. Oficialmente se indicó que la pandemia provocó 1,016 fallecimientos y que hay más de 15 mil personas contagiadas. En el barrio chino de Milán, típicamente atestado de gente, la mayoría de los comercios están cerrados. La gente acude a los supermercados como nunca a comprar artículos de primera necesidad, artículos de limpieza personal, comida, enlatados.
Cinco ciudades en el área central de China, donde viven 20 millones de personas, están en cuarentana. A sus habitantes se les dijo que no abandonen la ciudad, se suspendieron operaciones de transporte y ordenaron cerrar centros de recreación y entretenimiento (cafés y cines) El gobierno continúa sus esfuerzos para evitar la expansión del virus.
Honduras se convirtió en el 13avo país de América Latina en confirmar la presencia del coronavirus en su territorio. Se sumó a Brasil, Bolivia, México, República Dominicana, Ecuador, Argentina, Chile, Colombia, Perú, Costa Rica, Paraguay y Panamá. Según reportes de los ministerios de salud locales, al 10 de marzo de 2020 los casos “latinoamericanos” de “covid-19” sumaban 141 en una región de 626 millones de habitantes, equivale a 0.1% de los 113,700 casos contabilizados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) Las cifras latinoamericanas están muy por detrás de Asia, Europa y Estados Unidos, donde a inicios de este martes el número de infectados con el coronavirus sumaba 726.
El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, confirmó que no reporta ningún caso de contagio. Anunció que decidió declarar en cuarentena todo el país para evitar que, ante el registro del algún caso, exista la posibilidad de que surja un brote difícil de controlar. Para tomar esta decisión se realizaron las evaluaciones necesarias para conocer los impactos que tendría la medida. Entre las medidas adoptadas, decidieron suspender 3 semanas las clases en todo centro educativo.
El coronavirus tendrá un costo económico más elevado que el de otras epidemias, de acuerdo con un análisis de la firma consultora EY, que señala un costo estimado de $280 mil millones. “Los principales desequilibrios económicos de los países surgen por las nuevas necesidades de los sistemas de salud, posibles cierres de empresas, comercios y centros educativos”. Además, “existe reducción significativa en la productividad de un país o región. Las consecuencias económicas no son las mismas para todos los países, algunos gozan de mejores sistemas de salud y economías más o menos robustas”. El estimado para el coronavirus supera el costo que generó el ébola, en 2013, de $53 mil millones; el del H1N1, de 2009, de $50 mil; y el SARS, 2013, que tuvo un impacto de $40 mil.