Todos esperamos que no sea llamarada de petate. El problema de la vialidad en la capital tamaulipeca merece y requiere una enérgica atención de parte de la autoridad municipal y estatal, y el orden debe prevalecer por sobre todas las cosas.

Nada justifica el no respetar lineamientos; no es posible seguir padeciendo el que tipos sin criterio, educación ni cultura manejen los microbuses en forma salvaje, en segunda y tercera fila como sucede en las inmediaciones del Boulevard Praxedis Balboa, a la altura del mercado Argüelles, y hagan de las calles su botín ante la complacencia o desesperación de los agentes comisionados para poner orden y que padecen lo mismo que los padres de las escuelas: una total indiferencia y falta de respeto, que no es más que un mensaje del ciudadano en el que menosprecia a la autoridad, no la respeta, no hace caso y le importa más que nada el que haya leyes. Lo vivimos y padecemos a diario.

Es por eso por lo que el Ayuntamiento de Victoria debe exigir el cumplimiento de los reglamentos y revisar que se cumplan como debe de ser. En ese sentido, el encargado de Tránsito levanta la mano para exigir que se cumpla la ley, pero se topa muchas veces con el enfermizo influyentismo de los que vivimos en la capital y tenemos un huesillo en el gobierno o un pariente funcionario, o somos de prensa o algo más. Siempre hay un buen pretexto para 9nfringir la ley.

Si hacen retenes, son unos abusivos; si no los hacen, son unos permisivos: total, nunca quedan bien.

No podemos pedir al gobierno que no meta en cintura a todos si no respetamos. No podemos exigir que la ley se aplique con los concesionarios de transporte si nos estacionamos indistintamente en sitios para personas con discapacidad. No podemos pedir que se cumpla con los ordenamientos, si nos estacionamos en doble, tercera o cuarta fila afuera del colegio o la escuela.

Si no somos congruentes, entonces no exijamos y regresemos a la edad de piedra, donde el más fuerte es el que manda. Así de contundente.

Y para que todos estemos contentos, se requiere que todos cumplamos la ley de tránsito en TODOS sus aspectos. nada de autos polarizados para unos cuantos, o sin placas para guaruras y funcionarios, nada de conducir sin licencia o de “solo me estaciono aquí tantito”. Nada de eso funciona en una sociedad que se precia de ser civilizada.

Sinceramente, nos falta mucho aú por hacer en este sentido: los problemas de vialidad son de todos porque todos realmente los padecemos. Y ante ello, la falta de interés de los que manejan se hace más grande.

La autoridad correspondiente no puede seguir tratando de convencernos que trabaja adecuadamente. Basta darse una vuelta por el “Bule” y ver lo que hacen los peseros, o en las afueras de las escuelas, argumentando la autoridad no poder meter en cintura a los padres abusivos que se estacionan en doble, triple o cuádruple fila, desquiciando la circulación.

No. No se puede decir que hay autoridad cuando en verdad nadie les respeta. Si se precian de ser realmente la autoridad, tienen que demostrarnos a todos por qué están ahí., en caso contrario, son simples burócratas cobra-sueldo que no tienen más obligación que la de eno morirse para firmar la nómina, en un claro ejemplo de lo que podemos considerar pago por no devengar actividad.

Sin excepción, todos debemos entrar en orden de vialidad, respetar y exigir que se respeten las leyes. Los encargados de tránsito se han quejado de un severo influyentismo local, y la autoridad los ha criticado. Es tan cierto como que Victoria es la capital.

Hemos de ser solidarios y cumplir como parte de una sociedad que demanda buenos comportamientos, porque así lo marca la norma de una convivencia pacífica y cordial.

O de plano, ¿nos comportamos como auténticos animales salvajes? Que poco nos falta ya.

 

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