¿Y si caminamos juntos, y lo hacemos acortando nuestros pasos para retrasar la llegada, allá a donde vamos temblando, para salir anticipadamente de la duda que nos ha tenido por tanto tiempo soñando?

¿Y si de vez en cuando me miras de reojo, como queriéndome decir lo que estás pensando y has pensado de mí, aunque después, al sentir el roce discreto de tu suave mano con la mía poder confirmarlo?

¿Y si mejor seguimos caminando, así como si nada estuviera pasando, aunque mañana temprano despierte nuevamente recordando que soñé que íbamos por el camino correcto, deseando que se acortara el tiempo para sentirme más fuerte, para que veas en mí al hombre esperado y no al adolescente enamorado de ti.

Dejemos mejor que hablen nuestros cuerpos, que ellos resuelvan lo inesperado, porque no me explico por qué he de tener ese miedo que me aleja y me acerca a tu vida, aunque sospecho que el temor se debe a que tus pensamientos y sentimientos no coincidan con lo que yo siento por ti.

¿Qué es ese viento cálido y callado que se empeña en entrelazar nuestras manos? ¿Qué buscan nuestras miradas curiosas? ¿Qué tus suaves labios rosados?

Con el primer beso sellamos el pacto de amor, cimiento sólido donde construimos lo nuestro, con la alegría que iluminó el camino a seguir, con dolor para conocer el valor de la vida a través de los años.

Los mejores frutos, son aquellos que maduran en el árbol, da gracias a Dios por las vigorosas raíces que hacen fuerte el amor en tu vida.

enfoque_sbc@hotmail.com