El flujo migratorio de Honduras a México inicia a partir de los 80s. La comunidad hondureña es numerosa, ante el sueño frustrado de llegar a Estados Unidos, lo que genera su permanencia. Su historia en México tiene pasajes crueles respecto de otras comunidades extranjeras. Se relaciona con discriminación, racismo, impunidad, corrupción, violencia y muerte, que sufren por abandono y falta de atención de autoridades mexicana y hondureña. Durante los 90s, se intensificó su cruce más centro y sudamericanos, lo que provocó que las ciudades mexicanas fronterizas sirvieran de residencia.
La embajada de Honduras en México se encarga de proteger a sus ciudadanos que residen, temporal o definitivamente. A través de organizaciones civiles se ofrece programas para luchar contra la pobreza y se da protección de migrantes. El gobierno hondureño organiza programas de respeto al libre tránsito (derecho humano), y con el gobierno mexicano organizan brigadas de alimentación y rescate de inmigrantes indocumentados en zonas de peligro. La mortandad de inmigrantes en México es alta.
Un millar de hondureños, inició una caravana que salió de San Pedro Sula, para llegar a Estados Unidos y Canadá, aduciendo razones de seguridad y búsqueda de mejor condición de vida. Se inició un día después de realizarse en Washington la Conferencia para la Prosperidad y la Seguridad de Centroamérica con la presencia de Orlando Hernández, presidente de Honduras, Jimmy Morales, de Guatemala, Óscar Ortiz, vicepresidente de El Salvador, y el canciller Videgary, y el secretario de Gobernación, Alfonso Navarrete por México.
La Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) señala que migrantes de Honduras generaron más solicitudes de refugio, 4,272 en 2017. Se concedió a 378 migrantes; 392 tuvieron “protección complementaria, 1,960 siguen en trámite y 1,541 no concluyeron las gestiones o les fue negado el beneficio.
Trump amenazó con retirar fondos de ayuda que su país da a Honduras de no detener la caravana antes de llegar a su país y amenazó con cerrar la frontera con México. En 2017, el gobierno americano otorgó a Honduras 181 millones de dólares para financiar programas de seguridad, lucha contra narcotráfico y reducción de la pobreza. Trump busca evitar que se repita la situación de marzo pasado de otra caravana de 1,200 migrantes que cruzó México para llegar a su país. .
La caravana en Guatemala retomó su camino vigilada por fuerte presencia policial.
2,000 personas duermen en escuelas y deportivos. Guatemala ofreció camiones a los migrantes para que regresaran a la frontera con Honduras, lo que muchos hicieron. Las caravanas se organizan por defensores de migrantes ante el empobrecimiento en América Central. En Honduras, 70% de su población vive en pobreza y es un país muy peligroso. Pobreza y violencia, causada por las pandillas, son los motivos más mencionados. Un aspecto terrible es el recrudecimiento de la violencia y peligros en rutas de tránsito. Esa espiral sin control afecta migrantes y mexicanos.
La dependencia económica y subordinación política a Estados Unidos le impide a Honduras alcanzar un desarrollo sostenible y base democrática. La acumulación enorme de riqueza y poder político de élites, no permite construir un desarrollo equitativo e incluyente. La inseguridad y vulnerabilidad no permiten estabilidad social, y para el gobierno se difícil mantener el orden.
Durante los años 80s, la economía hondureña se sostuvo por demanda de bienes de consumo de países vecinos con conflictos guerrilleros y tropas extranjeras en su territorio por las que recibió apoyo económico y militar. Al llegar un periodo de paz, Honduras tenía industria obsoleta y pobre demanda interna. La composición del producto interno bruto (pib) entre 1990-2010, refleja que la elaboración de manufactura sigue a la baja. De ser el sector que más contribuyó en la producción nacional en 2003, cedió el paso al sector servicios que en 2010 representó 37%. La agricultura mantiene su participación, aunque muestra descenso a partir de 2005, y oscila entre 13 y 15%.