Este año 2021 ha sido un año complicado en política económica para México y el mundo. Esas dos palabras juntas (política económica) son fundamentales para el correcto desenvolvimiento de un país, ya que malas decisiones en esta materia cambian todo el porvenir de la sociedad.
En el deber ser, los estados en los que gobiernan políticas económicas de “derechas” se enfocan en el crecimiento del producto interno bruto, atracción de inversión y generación de empleo, lo cual genera desarrollo y progreso para los países, sin embargo todo ese desarrollo y progreso se acumula en pocas manos (en los dueños de los medios de producción) y genera desigualdad, lo que lleva a que el humor social cambie y la gente comience a voltear a otras opciones políticas antagónicas a estas. Y ahí es donde las políticas económicas de “izquierdas” comienzan a ser populares ya que favorecen la redistribución de los ingresos de la nación. Sin embargo, llega el día en que comienzan a fugarse los capitales debido a que las condiciones que marca la política económica no los favorecen, y a la postre no hay dinero que redistribuir, por lo que vuelve a cambiar el humor social en el país.
Este proceso dialéctico entre estas dos visiones de política económica, mientras más se repita es mejor para los países en el mundo debido a que cada vez que cambia la visión y rumbo en el país este progresa y no se estanca. También cabe destacar que ningún país tiene una política económica totalmente de derecha o totalmente de izquierda en la práctica (aunque si la tenga en el discurso).
Lo que ha pasado en México por muchos años es que nuestra política económica estaba muy marcada. Como te explicas que México es la 14ª economía del mundo y la 10ª potencia más atractiva para la inversión, y por otro lado tenemos que el 53% de nuestros hermanos mexicanos viven en la pobreza. Considero fundamental que el cambio de visión en la política económica es fundamental para generar progreso futuro (no inmediato) en el país.
Aparte de todo lo anterior, el gobierno federal y todos los poderes intermedios, independientemente de a política económica en turno, deben de generar buenas prácticas gubernamentales. Deben de enfocarse en el “fin” de su trabajo que es ser servidores públicos (servir al público), no servirse de el y sus impuestos.