Qué paz se siente al navegar por este tranquilo mar de la esperanza, no hay prisa por llegar a ninguna parte; la orilla aún se ve cercana, esto, por si quisiera regresar al punto de partida; pero lo mejor de todo, es que en esta barca te encuentras Tú, y contigo me siento más que seguro; el ambiente es todo armonía y refleja la unidad tan esperada, porque todos comulgamos con la misma idea, de que para lograr lo que nos proponemos, requerimos de privilegiar el sublime sentimiento que nos llevó a seguirte para a subir a esta tu barca de la humildad; sí, me refiero al amor, a ese mandamiento que ha sido para Ti el motivo por el cual el Padre te envió a nosotros.
Cuánto trabajo te ha costado convencernos de que la fórmula para allegarnos la felicidad, está implícita en el divino significado de una sola frase “Ámense los unos a los otros”, porque bien sabes, que cuando hay amor, podemos encontrar la respuesta a la pregunta de por qué fuimos creados a tu imagen y semejanza, y por qué en un principio vivimos en el paraíso de la inocencia.
Qué feliz me siento al saber que Tú sí me tienes confianza, pues has puesto ahora en mis manos el timón de tu barca, ¡y mira, mi Señor, quiénes me acompañan! sí, es mi amada familia, pero, tristemente veo en sus caras una expresión de temor justificado, porque tal vez, dejé de inspirarles que puedo velar aún por su seguridad, sólo han podido ver en mí, a un débil mortal que no ha logrado convencerlos, con sus destellos de espiritualidad y de fe, porque me han visto caer muchas veces, pero no me han visto levantar, y mucho menos, han visto quién toma mi mano para hacerlo.
Qué paz se siente en este mar de sueños placenteros, ¿a dónde podría ir después de conocerte? aunque la orilla se vea tan cerca, no podría regresar, he de navegar a tu lado, he de llevar el timón de esta barca familiar hasta hacerlos sentir, que por más que el mar se encuentre embravecido, nada deben de temer, porque Tú mi Señor, siempre estás conmigo y yo estoy con ellos.
Entonces tú, el más pequeño de mi descendencia, pudiste ver en mí, lo que otros dejaron de ver hace tiempo.

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