“No desgasta el poder; lo que desgasta es no tenerlo”…
Giulio Andreotti
Después de la renuncia de Edgar Melhem a la presidencia del Partido Revolucionario Institucional en el Estado, este es el primer paso firme que advierto en ese organismo, para no retroceder más en el entarimado tamaulipeco. Y hasta para un posible resurgimiento.
Me refiero a la llegada de Carlos Solís Gómez a la dirigencia estatal y de Ramiro Ramos Salinas a la Fundación Colosio.
Habrá quienes en el actual grupo del poder minimicen esos movimientos, pero en realidad debería, si no preocuparles, sí encender los focos ámbar que llamen a la prevención.
¿Por qué esta percepción?
Los dos casos merecen un vistazo que deje lo superficial y se adentre a lo que la pareja trae, por separado, en su equipaje político.
En el caso de Carlos Solís, aunque su trayectoria personal no ofrece momentos estelares, representa por la influencia que conserva su madre, Amira Gómez Tueme, una de las fracciones más representativas del priísmo en la Entidad.
Es en Reynosa donde se alberga un relevante historial tricolor que en estos momentos no se encuentra en otros territorios tamaulipecos, como sucedía en Victoria, al abandonar Oscar Almaraz a ese partido para echarse en brazos –aún no lo digiero– de Acción Nacional, o mejor dicho, en brazos de Francisco García Cabeza de Vaca.
Con un panismo alicaído, Reynosa y su zona de influencia parece ser el bastión de donde podría partir un retorno del antaño invencible. Punto para el Revolucionario.
Ramiro Ramos es como diría la nana Goya, otra historia. El nuevolaredense no está atado a un grupo específico del PRI –el egidismo es pasado que nadie quiere recordar– y de sumar fuerzas con Solís Gómez para encadenar las armas de su terruño al reynosense, podrían acumular el vigor suficiente para hacer sonar las alarmas entre sus opositores.
En este escenario, el anuncio de Ramiro sobre que el tricolor puede ser “mano” en las candidaturas del 2024 no es una ocurrencia. Tiene sustento.
Está tan deteriorado el PAN en Tamaulipas que si los priístas son capaces de ofrecer cartas con alguna posibilidad de triunfo, por mínima que sea, dar un campanazo cae tal vez no dentro de lo probable, pero sí de lo posible. Especialmente en el Congreso.
Y que no se olvide esto: Si una estructura política y electoral del ayer sigue viva en sus cimientos, es la del PRI. Al baile vamos…
UN REFRÁN CON DESTINATARIA
La sabiduría popular se mide sin duda en sus refranes.
Uno de ellos es clásico: No hay peor ciego que el que no quiere ver, ni hay peor sordo que el no quiere oir.
Viene a colación esta frase por lo que sucede hoy en el entorno del sindicalismo burócratico, como es la aprobación del Congreso Local para abrirle las puertas a nuevos gremios laborales en el círculo institucional.
Queda clara en ese sentido la visión del Ejecutivo, promotor de ese ajuste legal, reflejada en un apartado casi perdido entre el galimatías jurídico de la iniciativa, donde se señala y se formaliza el rechazo a períodos indefinidos de liderazgo en esas agrupaciones.
No hay necesidad de interpretaciones, el mensaje es diáfano y directo hacia Blanca Valles, quien todavía comanda las huestes laborales del gobierno estatal. No requiere transcripción: Es tiempo de partir.
En caso de atender Blanca oportunamente ese llamado soterrado, no se iría por la puerta trasera como ha sucedido en otros sindicatos. Lo haría como la figura señera que se sumó a la evolución de su gremio, en el cual dejaría si lo hace, un balance positivo en donde la tranquilidad de la base trabajadora ha sido y todavía es su mejor etiqueta. Bien por ese saldo.
Aún faltan unos meses para que se escriba el capítulo final de esta historia, pero desde ahora parece que la tinta y el papel ya los han puesto sobre el escritorio de la dirigente…
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