La tensión China-Estados Unidos pasó de guerra comercial a guerra de divisas al devaluar el Banco Popular de China su moneda a niveles de 2008. El valor del yuan retrocedió 1,4% frente l dólar superando la barrera psicológica de las 7 unidades. Ocurre luego de que Trump anuncia que a partir del 1 de septiembre impondrá otro 10% en aranceles a productos procedentes de China por valor de US$300.000 millones. Estados Unidos respondió a la devaluación del yuan designando a China “manipulador de divisas”.
Un yuan más débil significa que una cantidad sustancial de los bienes y servicios que exporta china son más baratos lo que aumenta su competitividad. Si Estados Unidos los encarece con impuestos en la frontera, China los abarata. Mark Haefele, responsable de inversiones del banco suizo UBS, dice que la medida adoptada por China es una advertencia que una devaluación activa. Es reflejo del empeoramiento de la economía china y de mayor riesgo de la guerra comercial y mayores aranceles. Pekín es consciente de los costos negativos relacionados con la devaluación de la moneda que pasan desde los mercados hasta las salidas de capital del país, pero no tiene opción para continuar vendiendo y atrayendo divisas. Los mercados bursátiles de Estados Unidos siguieron la tendencia a la baja de las bolsas europeas por temor de una escalada en la guerra comercial. En Wall Street, el índice S&P 500 bajó 2,8%; el Nasdaq se desplomó 3,7%. El índice Dow Jones cayó 3,1%. Caterpillar y Boeing bajaron 2,5%, Apple cayó 4%. Haefele señala que China no puede prolongar en el tiempo esta medida porque la devaluación es un arma de doble filo. Si bien ayuda a que las exportaciones chinas sean más competitivas, es señal a los inversores que China no es un mercado estable. Puede provocar pánico y los inversores sacar su dinero del país para llevarlo a valores seguros como el oro, el franco suizo o el dólar. Que un país se califique “manipulador de divisas” tiene implicaciones internacionales pues se considera que es una práctica desleal. Además, la caída del yuan se traduce a medio plazo en deterioro del poder adquisitivo de las empresas y los hogares. Sugiere que [las autoridades chinas han abandonado la esperanza de firma) un acuerdo comercial con Estados Unidos.
En América Latina, las principales divisas pierden valor arrastradas por la decisión de China y el temor a que las turbulencias desemboquen en un menor crecimiento de las economías que exportan a China. Este escenario de incertidumbre comercial deja fortalecimiento del dólar y empeora la expectativa de crecimiento global, lo que puede influenciar la política monetaria de los bancos centrales en Latinoamérica. El peso y el real brasileño retrocedían respecto al dólar 1,35% y 1,24%. El peso chileno, ligado a la cotización del cobre en el mercado internacional, tocó un mínimo de tres años. La caída del yuan hace que, para el mayor consumidor de cobre del mundo, China, sea caro comprar metales denominados en dólares.
En general, los bancos centrales mencionan los riesgos internacionales (guerra comercial) como uno de los principales riesgos para la economía mundial y uno de los factores a vigilar al determinar su política monetaria. “Una transformación de la guerra comercial en una guerra de divisas, podría ser la tormenta que altere la tranquilidad de los mercados que hemos tenido este año.