“Curiosamente, los votantes no se sienten responsables de los fracasos del gobierno que han votado…”
Alberto Moravia
Los nuevos ayuntamientos en Tamaulipas, en algunos casos sólo reciclados, están a la vuelta de la esquina.
No hay muchas novedades bajo el sol o bajo la lluvia. El escenario político y social se avizora tranquilo y sin contratiempos a excepción del financiero, que como es normal en estos casos, siempre arroja rugosidades.
¿No hay de qué preocuparse entonces en los municipios?
Me gustaría decir que no, pero, siempre hay un pero que lo impide.
Curiosamente, quienes más interés tienen o deberían tener en evitar complicaciones –los alcaldes o alcaldesas– son quienes precisamente pueden prender hogueras innecesarias.
¿Por qué?
He leído y escuchado a un buen número de esos jefes de comuna reelectos, adelantar que aplicarán una depuración a fondo en sus estructuras locales de mando. Se entiende eso en quienes apenas arriban y es usual la renovación de cuadros porque deben y tienen que trabajar con colaboradores en quienes confiarán, pero resulta preocupante en quienes cumplirán su segundo ciclo.
Le expongo si me permite mi percepción personal en ese sentido, en dos escenarios.
Primero, el sacudir un gabinete sólo por mostrar un presunto cambio es un riesgo sin razón. Peor aún si se lleva a cabo por compromisos políticos, para agradar a un poder superior o por intrigas.
Cuidado, si los ciudadanos volvieron a confiar en ellos o ellas para seguir girando el timón de sus respectivos navíos políticos, es porque el equipo municipal hizo durante tres años su trabajo, se cumplieron compromisos y se atendieron los reclamos sociales. En una frase: Esos cuadros fueron la piedra angular para lograr el voto renovado en las urnas.
Reemplazar por caprichos o pago de facturas electorales a la eficiencia calada, significaría en gran medida volver a la etapa del aprendizaje y resucitar riesgos ya superados. Como asienta Juan Gabriel en una de sus populares canciones: Pero qué necesidad.
Segundo escenario: En la medida que esa primera autoridad municipal pudiera hacer trizas el organigrama que él o ella crearon, mostrará que su administración estuvo plagada de errores y malas decisiones. Peor aún: Que pese a esas fallas se permitió que la incompetencia medrara, al esperar hasta un nuevo ciclo para corregir las anomalías.
En la función pública es fácil mandar, lo difícil es valorar lo que se debe cambiar para reemplazar lo que se requiera realmente, en el momento adecuado y con los mínimos costos posibles. Esta es una regla de oro en todos los ámbitos y la política está muy lejos de ser una excepción.
De nada, presidentes municipales…
NEGLIGENCIAS
Esta vez la naturaleza perdonó al desviarse el ciclón “Beryl” hacia Estados unidos, pero esperar que la buena o mala suerte sea la que decida el destino y vidas de seres humanos es una negligencia que se acerca a las parcelas penales.
Es inaudito que pese a ser Tamaulipas una de las zonas que mayores probabilidades tiene de ser afectada por tormentas y huracanes, el Atlas de Riesgos en el Estado sufra un atraso de 14 años.
Ese “volado” para esperar que la buena fortuna actúe, puede costar decenas de vidas…
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