De un tiempo a la fecha, resulta difícil pensar en positivo; algo más pesado que la cruz que cada quien lleva a cuestas, no los deja dar el paso con confianza, pues no siente seguridad en ello, y para ocultar el hecho, todo mundo se dice ocupado y preocupado, sólo de esa manera logran que nadie se atreva a preguntarles sobre lo que les está pasando; se les olvida que el temor no se puede fingir, es una emoción muy evidente, por más esfuerzos para simular sonrisas sinceras o poses despreocupadas, todo se viene a tierra cuando por no consentirse cien por ciento bien, de ahí que los planes que parecen factibles e ideales, no se llegan a cumplir, pues, con un ánimo evidentemente sombrío, la fuerza creativa decrece, y los sueños que se anhelan felices, se convierten en funestas pesadillas.

Cómo camina lento la gente, pareciera ir contracorriente, fraccionada ha sido la esperanza por la falta de realidades progresistas evidentes, mientras el tiempo se acorta y la distancia se alarga, debido a la oscuridad y a las crudas tormentas constantes, el frío es terco y persistente, aunque el cuerpo se esfuerce para seguir estando caliente.

Las palabras que bajan del cielo provienen del Justo Omnipotente, que busca despertar a la gente del sueño deprimente al que se le ha sometido, por causa de la indolencia y la ignorancia o por ser corto de mente, convirtiéndolo en un eterno penitente por haber sucumbido al engaño del mal envolvente.

Mantengámonos siempre alertas con las lámparas encendidas, para poder apreciar al que viene, con salvedad para el espíritu reprimido, mantengamos en alto la fe, Cristo Jesús está presente.

 

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