Hace 100 años México era el segundo mayor productor de petróleo del mundo, en aquel momento el sector estaba dominado por compañías extranjeras; el movimiento obrero de aquella época en México era uno de los pilares de los que se apoyaba el presidente Lázaro Cárdenas, y en 1938 hubo un conflicto muy fuerte entre las petroleras y el movimiento obrero debido a que las petroleras no acataron una sentencia de la Suprema Corte a favor de las demandas de los trabajadores. Este conflicto laboral se convirtió en una lucha por la soberanía nacional por lo que el presidente Cárdenas intervino directamente en el asunto decretando la nacionalización de la industria petrolera y tres meses después se creó Petróleos Mexicanos (PEMEX). Ha contrahecho las compañías extranjeras pronto perdieron el interés de los yacimientos mexicanos y buscaron nuevos horizontes. Los ingleses comenzaron a explotar el petróleo en Oriente Medio y los estadounidenses en Venezuela.
La crisis del petróleo entre 1973 y 1979 multiplicó los ingresos de Pemex por sus exportaciones. Además, en 1979 comenzó a operar el complejo Cantarell (uno de los mayores yacimientos del mundo) el problema era que el gobierno mexicano tenía el control total sobre la petrolera y no la dirigían con una mentalidad empresarial, sino todo lo contrario, la exprimían con múltiples impuestos y regalías para alimentar las arcas del estado. Lo que dejó a PEMEX con muchos menos recursos para invertir y crecer.
Cantarell alcanzó su pico en 2004 y PEMEX alcanzó la cantidad máxima de producción con 3.4 millones de barriles de petróleo crudo diario y desde entonces año con año la producción ha ido en declive hasta el 2021. Ante el declive de Cantarell, el remedio fue casi peor que la enfermedad. Pemex invirtió 70,000 millones de USD entre 2008 y 2012 en la exploración y producción de crudo, el problema es que la mayor parte lo invirtió en áreas para las que PEMEX estaba técnicamente mal preparada, como la perforación en aguas profundas o el fracking y a esto agrégale que las inversiones se hicieron con deuda ya que probablemente el gobierno mexicano no estaba dispuesto a dejar de recibir los ingresos proyectados.
Estas malas decisiones agudizaron la crisis de PEMEX, y si a esto le agregamos la corrupción que ha acompañado a la compañía durante décadas y la toma de decisiones dentro de la empresa siendo más políticas que empresariales, nos encontramos con una empresa sumamente endeudada, cuya producción es menguante.
En 2013 con la presidencia de Enrique Peña Nieto (catalogado como uno de los gobiernos más corruptos de la historia de México), entró en vigor la reforma energética, lo que permitió acabar con el monopolio estatal de PEMEX sobre el sector petrolero abriéndolo a la inversión privada. Se permitió que las empresas extranjeras pujaran en subastas para hacerse con la exploración y producción de campos petroleros (9 subastas hasta que se paralizaron en junio de 2018, cuando ganó AMLO las elecciones), en dichas subastas se adjudicaron 111 campos petroleros de los cuales hasta el momento solo alrededor de 40 han iniciado su explotación. También se abrió camino a que se redujera el numero de trabajadores dentro de PEMEX (de 150,000 en 2013 a 120,000 en la actualidad).
A partir de la llegada de AMLO al gobierno federal se paralizaron las subastas petroleras, debido a que la visión energética de este gobierno es similar a la del expresidente Cárdenas. Lo cierto es que hoy en día PEMEX es una de las 10 empresas más endeudadas del mundo debido a las malas decisiones tomadas por los gobiernos federales a lo largo de muchos sexenios, por lo tanto, el rumbo que tome la actual administración federal, es toral para prosperidad futura nacional.