El viento se tomó la libertad de hojear las páginas del libro que con tanto interés me había propuesto escribir y no había podido terminar; y aclaro, que no fue por descuido que lo haya dejado caer de mi mano izquierda para que su firme lomo tocara el suelo, todo ocurrió, cuando me mecía plácidamente en aquella cómoda hamaca de algodón de brillante colorido, cuando mi brazo colgaba por uno de sus extremos.
Fue precisamente el viento, quien me sedujo con su suave roce y su desplazamiento húmedo y fresco sobre aquel rincón del paraíso, ahí, donde reposaban mis anhelos de quererme contagiar de la energía que emanaba de aquella nutrida verde vegetación, que me invitaba sin ninguna prisa a abandonar mi cuerpo, ante aquella brisa que parecía no sólo querer adormecerme, sino borrar de mi anatomía cualquier defecto para ponerme a tono con la belleza de aquel lugar; y es que, no era para menos, no podía desentonar en aquel entorno, donde toda creatura semejante, había sido perfectamente confeccionada para hermosear aún mas aquel paisaje.
En aquella apacible calma, mi espíritu desconectado de mi conciencia, apenas sí podía escuchar el sonido que el amigo viento producía sobre cada historia plasmada con anterioridad en las páginas del libro de mi vida, parecía, que las letras todas, emocionadas e inquietas, estaban decididas a desprenderse, seguro estoy, que querían volar con el aire, unas, para perderse para siempre en la espesura del bosque, otras, para quedar suspendidas en el aire, flotando, y esperando descender como gotas de lluvia para refrescar a los que como yo, seguramente, querían sentirse siempre vivos y siempre amados, o tal vez, para confundirse con el llanto que suele acarrear la melancolía que llega con los años.
Apenas escuchaba algún sonido diferente en aquel maravilloso ambiente, y despertaba para encontrarme con una mirada, con aquel espejo del alma que me cambio la vida, que me mostró la diferencia entre respirar y estar vivo, que me obsequió las alas para poder volar, para poder trascender, para poder encontrar mi razón de ser.
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