Es una triple encrucijada. La de un muchacho de 13 años, la de un poeta que abre los ojos al mundo que comienza a hundirse.

Neruda en su poema El padre va directamente a su soledad, pregunta a Dios: ¿“Por qué me dieron lo que me dieron y por qué esta soledad de tierra y cielo”?

Crescapulario está escrito con la sangre para ser escuchado con la sangre.
“No es tan sólo seda lo que escribo dice Neruda”.

Veinte años de amor y una canción desesperada en los veinte poemas llevan agua ya madurada.
Se vive en una zona de opiácea melancolía de un incansable ritmo de tristeza sensual con irradiaciones de soledad de crepúsculo de muerte de las noches de campanas.

Viene otra etapa Anillos con la colaboración de un caminador de la noche y la poesía Tomás Lago.
El poeta habla de su rectitud anárquica.

“Como ciudadano soy hombre tranquilo, enemigo de leyes, instituciones y gobiernos establecidos”.
En 1927 se va a Chile, tiene 23 años, siendo designado Cónsul de la India, en donde vivirá por 5 años.
Por primera vez aparecerá en Buenos Aires, Río de Janeiro, Lisboa y aquella Madrid solemne…

Estando en Batavia se casa con una javanesa de origen holandés, surgen sus poemas de las residencias.

En 1933 aparece la edición del hombre Entusiasta, después la tentativa “Del hombre infinito”, Quiere violar el muro de desdichas.

Por hoy es todo.
Hasta la próxima. Carpe diem.