Otra vez los agricultores en Tamaulipas volvieron a cerrar carreteras, una inconformidad que ya se está volviendo cíclica cada año.

El campo tamaulipeco, especialmente los productores de sorgo, está harto de no ser escuchado. Las quejas de los agricultores entrevistados durante los bloqueos son justas, no piden dádivas, piden lo mínimo para seguir produciendo.Y no es para menos.

Desde hace casi dos décadas el precio del sorgo se mantiene congelado en poco más de 3 mil 800 pesos, mientras que los costos para ellos han subido; ha subido el precio del fertilizantes, diésel, maquinaria, etc. ¿Cómo quieren que sobrevivan quienes cultivan la tierra si producir les cuesta más que lo que reciben por su cosecha?

Creo que en lo que respecta al Estado, este ha hecho su parte. Por segundo año consecutivo, ha dispuesto recursos estatales para sacar adelante esta crisis, aunque sabemos que es un tema presupuestal que necesita solución desde la Federación. El estado no puede solo, ni le corresponde financiar de forma permanente lo que es una omisión federal.

Los agricultores han dicho que desde que Morena llegó al gobierno federal, muchos productores sienten que el campo fue desplazado. Se eliminaron apoyos históricos como Procampo o el subsidio directo al precio; se desmanteló la Financiera Rural.

Hoy, quienes siembran sorgo no están contemplados en los esquemas de protección que sí benefician a cultivos como el maíz y el trigo. Los dejaron fuera, y ahora el reclamo viene con fuerza.

El problema es que este conflicto esta escalando niveles que no debería, la federación lo ha dejado crecer y esto está perjudicando al resto de la población; los bloqueos llevan mas de 24 horas, no es justo lo que que los automovilistas y transportistas están viviendo ahí varados en plena carretera y tampoco es justo las pérdidas millonarias que esto está provocando, es mas el bloque de carreteras es un delito.

Se sabe que la presidenta Claudia Sheinbaum ha girado instrucciones para que el caso sea revisado, y el secretario de Agricultura está al tanto. Ojalá que más allá de las buenas intenciones, esta vez llegue una solución concreta. Porque la gente del campo ya no puede esperar.

Mientras tanto, el llamado es a que se liberen las carreteras y se privilegie el diálogo, pero también a que se  reconozca el valor del trabajo agrícola y se actúe en consecuencia. Si no se apoya al campo hoy, mañana no habrá ni sorgo, ni maíz, ni trigo… ni campo.

¿No cree usted?

Que Dios los bendiga, gracias.

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