Siempre me he preguntado cual fue la fórmula que aplicaronmis padres y muchos matrimonios que, como ellos, vivieron más de 60 años juntos y extrañándose.
¿Cómo fue que pudieron sobrellevar sus diferencias y trascender a los malentendidos?, como pudieron construir una familia sólida en medio de sus afanes y formar a sus hijos en principios y valores, que les permitieron a su vez cimentar sus vidas.
Porque pareciera inevitable caer en la rutina, y de vez en vez alejarse de la pareja y caer en el juego del péndulo en un acercarse y poner distancia, ante las exigencias vividas a diario por el esfuerzo y el cansancio que produce proveer lo necesario para la subsistencia.
Como cuidaron ese amor que hizo que permaneciera lo trascendente, hacer a un lado el egoísmo y la vanidad personal y depositar en algo superior lo mejor de ellos mismos. Como encontraron las maneras de hablarse y de mirarse, cuando agotados percibieron que todo empezaba a cubrirse con la decepción y la monotonía.
De donde tomaron fuerza para volver a echarle fuego al alma y reiniciar el camino con entusiasmo renovado para continuar juntos por la vida, sin renunciar y mantenerse firmes en el compromiso de formar una familia, de acompañar a sus hijos, de cobijarlos y proveer lo necesario para que cada uno de ellos encontrara su propia razón de vida.
Que los hizo mantenerse fieles y no renegar, no ceder a la indiferencia que enfría la relación, evitar caer en desgano y abandonar, que fue lo que fortaleció los vínculos de respeto y consideración que les permitió encontrarse al final de sus vidas con un sentimiento de paz y armonía, que solo el amor maduro prodiga.
Los dos perdieron el soporte emocional y económico de sus padres a una edad temprana y conocieron el desamparo de tener que enfrentarse solos al mundo. Sabían y reconocían el sufrimiento de sentir la ausencia de la figura paterna,protectora y cariñosa que acompaña y motiva, que protege y alienta, justo el despertar de la vida adulta.
Quizás la respuesta está en este punto. Ambos tenían una gran necesidad de tener una familia. Conocían en carne propia las experiencias de carecer de un hogar. Dejaron de verse a sí mismos, para volver su mirada al bienestar de sushijos, que fue lo que más amaron y entregaron sus vidas a la búsqueda incesante de motivos que amalgamaran los sinsabores, con el júbilo de vernos crecer y cómo empezábamos a darles señales de intentar construir nuestro propio destino.
Ahí su compromiso y sentido de vida. Todo su afán porcuidarnos asumiendo con responsabilidad nuestra formación a la que dedicaron todo su esfuerzo, hasta vernos convertidosen seres independientes y autosuficientes, capaces de transformar nuestro entorno, de asumir retos y finalmente dejarnos ir y vernos volar por los cielos de nuestros sueños.
Pero lo admirable fue que siempre mantuvieron su relación de pareja con esos detalles que nos hacían entender que entre ellos existía un sentimiento de amor, admiración y respeto a pesar del transcurrir de los años. Lo veíamos en su trato cotidiano, en esos momentos de acercamiento y en su mirada, en el tono de su voz y la necesidad de su presencia mutua. Envejecieron sintiéndose acompañados uno del otro, rodeados de atenciones y del amor y agradecimiento de sus hijos.
Cómo ha cambiado la visión de familia a través del tiempo y el matrimonio ha sido sin duda el más cuestionado. Hoy las parejas que deciden casarse apenas duran unos meses, unos años, desisten al primer desencuentro, incapaces de superar los problemas sin personalizar, sin agredir, sin culpar, poco a poco van descuidando su relación y el amor decae ante los embates de la rutina y lo prioritario se deja para después en el afán de atender lo inmediato.
La separación emocional empieza en primer término, dando paso a la monotonía, consecuencia del enfriamiento y la desilusión, que hace difícil la convivencia en medio de discusiones cada vez más frecuentes que acrecientan los conflictos.
Es entonces también que surge la opción de la separación, o en definitiva el divorcio como una alternativa de solución de vida, dejando atrás proyectos y sueños deshechos. También quedó atrás todo aquello que los motivó a disfrutar estar juntos, se olvidaron de bailar, de ir al cine, de conversar, de compartir sus sentimientos, sus miedos y de crear nuevos sueños juntos.
La vida los puso frente a frente y de pronto se ven como dos desconocidos repartiéndose sus bienes y el tiempo de sus hijos. Algunos buscarán una nueva relación y sus hijos convivirán con los hijos de su nueva pareja…
Nuevos tiempos… nuevas formas de vida… nuevas familias. Ni hablar.
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