El polémico discurso de Xóchitl Gálvez antes de asumir la precandidatura versó así: “En el equipo no habrá ni rateros, ni huevones ni pendejos”. A los pies del Angel de laIndependencia el contenido de su discurso fue motivo de gran cantidad de memes y desde luego fue tema para que los mejores caricaturistas de México mostraran su talento natural.
Pero eso fue hace mucho tiempo, dirán algunos, como si 3 meses diluyeran la insensatez, si X señor dice que para parecer naco y ganar votos hay que ser grosero, no necesariamente el títere o la botarga deben de utilizarlo en el “show”.
Existe algo que se llama inteligencia, que no es necesariamente un requisito para aspirar a la grande, pero que ayuda en mucho para poder dilucidar qué es lo políticamente correcto y que es lo que no se debe de decir.
Los acuerdos cupulares se denominan así, por que se toman en lo más alto de la nomenclatura, estos convenios nunca serán bien interpretados por la masa que más aplaude, por lo que regularmente se guardan en lo más recóndito de la conciencia, lejos de la interpretación de los chicos malos de la prensa.
Al menos así era antes, se cuidaban las formas, se ocultaban los acuerdos y nunca, nunca ¡nunca!, pero nunca ¡nunca!, se firmaba nada.
Se preguntará usted, ¿Por qué?, bueno, pues muy sencillo, las exhibiciones de estos acuerdos provocan desánimo en la militancia respectiva, tanto de la que tiene que cumplir como de la que exige.
Antes ni siquiera sabía el pueblo los montos de los presupuestos, ahora sí y con lujo de detalles, esto permite entender que los aspirantes a algún cargo político, no lo hacen con la intención de recibir de los poderes facticos algún sobrante, ya que la cantidad disponible en la caja de galletas, hace que se deje lo otro para felicidad de las fiscalías.
Para entender el desánimo basta voltear a ver a Matamoros, todavía no lo publican, pero fuentes confiables indican que el PRI nominará a Panistas, esperemos que no se den a conocer los acuerdos y mucho menos que se filtre el documento firmado.
Porque “Papelito Habla”, y el que filtró a la prensa Marko Cortés líder nacional del PAN dice mucho, mucho más de lo que las escasas neuronas del filtrador pudieron interpretar.
Cierto que las Alianzas se hacen con acuerdos, cierto también que esos acuerdos se basan en las reales posibilidades del peso electoral, cierto también que se deben de respetar.
Pero cuando la filtración demuestra que en los acuerdos no se contempló al tercer partido de la Alianza, debe de estar muy preocupado Jesús Solórzano por no tener ni siquiera espacio para que su partido, el PRD firmara.
Alito Moreno del PRI ni siquiera tomó en cuenta la inconformidad de Marko, pero bien que intuyó el garrafal error de su contraparte del PAN, al menos así se interpretó cuando esbozó una sonrisa sarcástica cuando le mostraron “El Contrato” firmado.
Uno cree siempre que en política ya lo ha visto todo, pero no, cada día nos sorprendemos más con el cinismo, la desvergüenza y la estupidez de los actores políticos del presente.
Tal vez debí de ser más cuidadoso con el título de este artículo, pero la estridencia de septiembre me obligó a dejar constancia, aunque pensándolo bien, hubiera sido igual si en la colaboración coloco el título: NI ALITO, NI JESUS, NI MARKO.
Jorge Alberto Pérez González