Sería ocioso aventurar hipòtesis sobre el objetivo que persigue la visita de Ricardo Monreal a Victoria, según una versión difundida ayer.
No sé si lo haga, lo haya hecho a la hora que usted lea estas líneas o sólo se haya tratado de otro reflejo de sus herramientas políticas para atraer reflectores y llevar agua a su molino, en lo cual es un viejo lobo de mar.
Pero aunque parezca una tontería señalarlo, en mi opinión no es lo más importante lo que venga a decir –es obvio el tema– o a hacer el ex priísta zacatecano y hoy apasionado lopezobradorista.
¿Entonces qué sería lo relevante?
En mi percepción, la miga de este entuerto sería la posible respuesta que ofrezcan quienes Monreal ha uesto en la mira de su artillería.
Tengo la convicción de que abrirle la puerta a la confrontación directa con figuras como el ex gobernador y ex diputado federal, curtidas en las más fragorosas trincheras electorales, es un error no sólo monumental, sino casi irreversible.
Es este escenario algo parecido a lo que sucede con el miedo y los animales. Cuanto más miedo huelen los segundos, más fieros se vuelven y atacan con mayor ferocidad. Y en política, el miedo se mide por el nivel de las reacciones de los agredidos.
Lo expongo con respeto, porque es la verdad: Monreal es un inteligente animal de presa. Le gustan las peleas de callejón porque es su hábitat natural. Se mueve con soltura en la cercanía del cuerpo a cuerpo, donde las dentelladas lanzadas al aire tienen altas probabilidades de tocar carne y sacar sangre. En su época priísta, era el depredador número uno utilizado por esa facción.
Por eso la respuesta a sus es tan importante. El cómo y el qué adquieren rango político de casi vida o muerte.
De la observación por años y años de las andanadas de Monreal en tribunas y foros de diversa naturaleza, sólo un flanco débil he advertido en él:
Sufre para sostener una pelea cuando el contrincante le devuelve el golpe con guante blanco; no sabe qué hacer ante la cortesía y pierde el paso y el piso ante las buenas maneras. Como a las chicas –sin ánimo de ofender– a mentalidades como las de Monreal se les “mata” con caricias, sinónimo en este caso de urbanidad política.
En los días cercanos, como me señaló en forma acertada un joven y agudo periodista victorense, el partido en el poder estatal, Acción Nacional, ha repetido un error de primaria que en la historia –también es análisis del mismo comunicador– encuentra reflejo en la derrota de Napoleón en su momento de mayor gloria. Cuando más seguro estaba el Gran Corso de su poder, abrió frentes de batalla innecesarios por el sólo prurito de demostrar su control. Y al final terminó vencido por la diversidad de sus adversarios.
Queda claro: El PAN tamaulipeco abrió desde el inicio de su reinado estatal una enorme zanja que lo separó de Ricardo Anaya, que mira con desconfianza a sus correligionarios de estas latitudes por un apoyo tardío a su candidatura; después abrió fuego contra José Antonio Meade con el tema de los vehiculos extranjeros ilegales cuando en el Estado es un tema quemante. Y ahora, se enzarza en un toma y daca con Morena. Sölo le falta pelearse con el primo de quien abre la puerta del chofer de un hijo de AMLO.
En fin, que suceda lo que ese partido decida. Como dice en un poema inmortal el vate Amado Nervo, cada quien es el arquitecto de su propio destino…
TRES AÑOS EN UNO Y MEDIO
Para nadie debe ser una sorpresa que Oscar Almaraz cuente con tan alto nivel de aceptación en Victoria.
Véalo de esta manera. Si suma usted las jornadas reales de trabajo del alcalde capitalino con licencia durante su labor como edil, descubrirá que en los hechos Almaraz hizo en año y medio los tres que integran un período normal.
En otras palabras, Oscar desde el primer día empezó cada jornada a las 7 de la mañana y la terminó a las 8 ò 9 de la noche. Escuchando a la gente, iniciando frentes de trabajo, vigilando su proceso y entregando obras en un doble turno inusual en el servicio público.
Un ejemplo de cómo una obligación constitucional bien cumplida, puede ser también la mejor precampaña…
@LABERINTOS_HOY