Míranos bien, míranos, con esa mirada que dice mucho, con la mirada de misericordia que suele sanar nuestros males, después de que has perdonado todos nuestros pecados veniales y mortales.

Míranos Señor, y no dejes de mirarnos, aunque nosotros hayamos volteado la mirada, tratando de esconder nuestra vergüenza, tratando de escapar de nuestra culpa, por no haberte escuchado cuando de amor tu corazón nos hablaba.

Míranos Señor, siempre, porque sin tu mirada, nuestra vida no valdría nada, nos perderíamos frecuentemente en la obcecada tentación tan reiterada de ofenderte con nuestra conducta deprimente.

Míranos Jesús, y enséñanos a mirar con amor todo lo que a tu gracia enaltece, para abonar a nuestra cuenta bendiciones, para hacerle frente a la vida que nos tienes destinada.

Míranos con esa mirada de piedad, que nos obsequiaste cuando antes de morir en la cruz, le dijiste al Padre que nos perdonara, porque de amor,tus hijos en la tierra no sabíamos nada.

Míranos como el buen padre mira a sus hijos, cuando claman por salvar el alma, para poder acompañarte en espíritu, en la gloria que para nosotros tienes reservada.

Míranos, y perdónanos siempre, por no seguirte, por no escucharte, por entregarte a tus enemigos, por negarte y haberte abandonado cuando más nos necesitabas.

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