“Todas las cosas tienen su tiempo, y todo lo que hay debajo del cielo pasa en el término que se le ha prescrito. Hay tiempo de nacer y tiempo de morir; tiempo de plantar y tiempo de arrancar lo que se plantó. Tiempo de dar muerte y tiempo de dar vida; tiempo de derribar y tiempo de edificar. Tiempo de llorar y tiempo de reír; tiempo de luto y tiempo de gala. Tiempo de esparcir piedras y tiempo de recogerlas, tiempo de abrazar y tiempo de alejarse de los abrazos. Tiempo de ganar y tiempo de perder; tiempo de conservar y tiempo de arrojar. Tiempo de rasgar y tiempo de coser; tiempo de callar y tiempo de hablar. Tiempo de amor y tiempo de odio; tiempo de guerra y tiempo de paz. Y al cabo, ¿Qué fruto saca el hombre de su trabajo? (Eclesiastes3: 1-9).

Mi tiempo se ha regido pues, siguiendo la voluntad de Dios, no he hecho ni mucho ni poco, sólo lo que ya estaba escrito, si lo que he hecho ha sido bueno, esto lo sabrán quienes me han amado como yo los he amado, si lo que he hecho ha sido malo, esto lo sabrán los que así lo han percibido, pero lo que yo les digo que siendo todos producto de la creación de Dios, aquellos que así lo concibieron bueno o malo, en su momento no lo entendieron. “Todas las cosas que hizo Dios, son buenas, usadas a su tiempo; y el Señor entregó al mundo a las vanas disputas de los hombres, de suerte que ninguno de ellos puede entender perfectamente las obras que Dios crió desde el principio hasta el fin.” (Eclesiastes 3:11)

El tuyo, tu tiempo te ha pertenecido siempre y has hecho de él lo que Dios había escrito con anticipación, no has hecho ni más, ni menos, solamente lo que ya estaba destinado a realizarse en su momento; de ahí que, si existiera confusión de tu parte, trata de entenderlo y evita discusiones estériles, que sólo mortifican tu mente y le resta alegría a los dones que el Señor te ha obsequiado.

El de todos, es el tiempo en el que coincidimos, son estos encuentros ya planeados por el Creador de todo cuanto existe, de cada quien depende el entenderlos, si los encuentros te han traído experiencias para bien, o si en tu mente son concebidas como un error, pero nunca dejes que te robe la oportunidad de darle el verdadero sentido a la lección de vida que te obsequian.

“Entiendo, pues, que no hay cosa mejor para el hombre, que atender con alegría a sus ocupaciones, y que ésta es su suerte mientras vive. Porque ¿Quién podrá ponerlo en estado de conocer lo que ha de acontecer después de sus días? (Eclesiastes 3:22).

enfoque_sbc@hotmail.com