En mi pasada columna escribí sobre cómo ha ido evolucionando en el tiempo las formas en que nos organizamos en sociedad y generamos empleos. Describí la manera en que las primeras 3 revoluciones industriales impactaron nuestras vidas y los trabajos de las personas en el mundo, pero que ahora en esta cuarta revolución industrial el modelo de generación de empleo e impacto de las personas en las cadenas productivas ha comenzado a sustituirse por la automatización, poniendo en riesgo las clases medias en el mundo. Terminé la columna preguntándome ¿Hacia dónde vamos y que esperamos para los próximos años?, ya que cada vez somos menos necesarios para la producción.
Con estos cambios las ofertas de trabajo se van desplazando hacia dos extremos; empleos más especializados los cuales son muy bien remunerados, el problema es que requieren un nivel de estudios alto y eso no se lo puede permitir todo el mundo (desarrolladores, supervisores, directores) y hacia el otro extremo donde la mayoría de la gente que está siendo desplazada se irá, se está creando otro tipo de trabajo que las computadoras aún no pueden hacer, a estos trabajos puede acceder casi todo el mundo, sin embargo son trabajos muy mal pagados . En otras palabras, la automatización está creando un mundo que tiene trabajos de salarios altos (la minoría) y trabajos de salarios bajos (la mayoría). Si antes existía una escalera laboral que podías ir escalando de los puestos más bajos hacia puestos más altos, ahora tenemos un muro que no permitirá esa escalada laboral ya que solo podrán acceder a los empleos bien remunerados, personas con grados de especialización altos. Esto se llama polarización, se divide a la sociedad en dos extremos y existen muchos estudios que han comenzado a hablar de esto.
Con todo esto estamos dirigiéndonos a una sociedad más dividida, como la que existía antes de la primera revolución industrial. ¡Una catástrofe! La clase media no solo sirve para consumir y que se produzca más, sino que también es la que paga la mayoría de los impuestos, con los que los países en el mundo crean “el estado de bienestar” (sistemas de salud, pensiones, sistemas de educación, etc.), si destruimos la clase media estamos dinamitando a la sociedad en general.
Tú que estás leyendo esta columna, imagina que no trabajas aún, estás en la universidad y te estás preparando para conseguir un trabajo en este futuro tan complicado. El problema de nuestro sistema educativo es que está fundamentado para aprender cosas de memoria, realizar tareas repetitivas, especializarte en una cosa y cumplir órdenes. Todas esas tareas las hace mejor una máquina que nosotros por lo que el sistema educativo del siglo XXI no está a la altura de nuestras sociedades ya que te preparan para trabajos que están desapareciendo.
A pesar de todo lo anterior considero que el problema no es la tecnología, el problema somos nosotros. Nos hemos estado preparando durante siglos para ser una especie de inteligencia artificial cutre. Antes de sacar conclusiones quiero que te esperes, todo lo que he planteado tiene una cara oculta. Hay una razón por la cual nadie está hablando de ella y me gustaría hablarte de ella en la columna del siguiente martes.