México está en el enfrentamiento político abierto, sin disimulo pues las elecciones 2021 marcarán el rumbo social, político, económico y constitucional de México. Las cúpulas de poder del país pretenden supremacía derivado de una premisa básica, histórica, muy humana, costo-beneficio, propiedad, enriquecimiento y poder. Distintos sistemas políticos han gobernado el mundo por miles de años bajo esta premisa. López mentiría si respondiese que el gobierno que preside no lo hace bajo esta premisa.

Mientras expresidentes, multimillonarios, gobernadores, grupos y partidos políticos buscan afianzarse en 2021, COVID- 19 avanza inexorablemente, al igual que en el mundo, aquí provocando mayor número de muertos entre mensajes contradictorios, confusos, erráticos por la narrativa mañanera de López que, de acuerdo con resultados de gobierno, está reprobado en toda asignatura, excepto capacidad teatral y de manipulación, es un maestro del engaño. Los mexicanos seguimos siendo títeres y siendo así, no hay quien desarrolle programas serios, viables, formales a favor de los mexicanos, todo a favor de interés de grupos.

Los derechos ciudadanos en México, reforma tras reforma, y creación de Fiscalías y de Oficinas, están más pisoteados que en la peor época del PRI. La indefensión social es el estatus que suplantó al Estado de derecho.

COVID-19 paralizó la economía europea y mundial. A recesión económica sin precedente, hay esfuerzo de los estados europeos para restaurar la economía. Con los países europeos en caída en su PIB, urge un plan de recuperación económica. Los países de la Unión Europea acordaron crear un fondo de reconstrucción de 750 mil millones de euros. Se repartirá entre 2021-27. Para conseguir financiación, se recurrirá a emisión de deuda. Hay dos tipos de ayuda a los estados, ayuda directa y préstamos. Habrá 390 mil millones en subvenciones, los cuales no habrá que devolver y 360 mil en préstamos. Es ayuda para sufragar inversiones en especial en países más castigados por los efectos económicos. En procedimientos legales, falta autorización de parlamentos nacionales y del europeo, que deben dar luz verde a la emisión de deuda europea.

La reconstrucción económica de Europa requiere esfuerzo titánico. La financiación de la deuda representa 4% del PIB de la Unión. Habrá otras fuentes de ingresos; creación de nuevos impuestos (digitales, a transacciones, medioambientales) ¿Cómo se repartirán los fondos? 70% se empleará entre 2021-22, el resto queda para 2023. Al distribuir los fondos se tendrá en cuenta indicadores económicos de los países. En la primera franja, se valorará tamaño de la población, producto interior bruto y efectos sobre desempleo. En la segunda, la caída económica sufrida por los países entre 2020-21.

Obtener financiación de la Unión Europea conlleva compromisos y obligaciones. La Comisión Europea supervisará que los estados que reciban financiación lleven a cabo las reformas pactadas. En caso de no ser así, se pondrá en marcha el “freno de emergencia”. Ante incumplimiento grave, se suspenderá la ayuda económica por hasta 7 meses. Durante este periodo, los líderes europeos deben reunirse y dar respuesta a una posible situación de incumplimiento. Otra condición de relevancia es el escrupuloso respeto a la legalidad europea y a los derechos fundamentales de los ciudadanos.