Todos sabemos el resultado, aunque faltan algunas casillas por capturar dentro del programa de resultados preliminares conocido como PREP que ha funcionado desde las 20 horas de este domingo 1 de julio y dejaría de funcionar, aparentemente, a las 0 horas de este martes, dejando claro quien es el poseedor de cada sufragio emitido por nosotros, los mexicanos que hemos tomado una decisión, para unos, válida, y para otros equivocada, pero al fin una decisión producto de un consenso democrático, es decir, de lo que queremos la mayoría.
Mil cosas pueden escribirse sobre el proceso, pero hay que destacar que durante la jornada y posterior a ella no hubo desmanes: los que amenazaron con tomar carreteras, robar y delinquir como siempre, hoy se han quedado en casa, recuperándose de una noche fantástica para muchos de éstos, y donde su líder, Andrés Manuel López Obrador ha resultado ser el que tiene más votos que nadie y, por consiguiente, será el próximo presidente de México.
Ya han llegado mensajes de diversas partes del mundo, como se estila, para entregar el saludo y la enhorabuena al triunfador de los comicios.
Algunos que les gusta ver más allá de sus orejas y nariz piensan que lo anterior ya estaba arreglado, porque el primero en reconocer la victoria lopezobradorista fue José A. Meade, muy temprano, lo que le ha valido la duda de que si ya sabía el resultado y muchos rumores más.
El asunto es que se llevó a cabo un proceso dentro de la civilidad que nunca acompañó a muchos grupos políticos y candidatos, y que el resultado es que AMLO será presidente, y su partido Morena tendrá mayoría en el Congreso y con los senadores de la República.
Ahora viene la parte que a todos compete: la reconstrucción de un México agraviado y que fue objeto de todos los insultos por parte de todos, pero que ahora debe trabajar para sacar adelante el proyecto de Nación no de AMLO, sino de todos los mexicanos, esperando que las decisiones sean las adecuadas, y que no falte congruencia en cada una de las decisiones que se deberán tomar, todas, avaladas por un Congreso de diputados que llegará con una reputación quemadísima, con una fama de las más malas, y con u Senado del que la gente solo sabe que viven como reyes, que gastan nuestro dinero en tonterías, y que la verdad sea dicha, no tienen el mínimo respeto por sus gobernados, es decir, que se les cataloga, mínimo, como vividores de un sistema que ha fallecido al parecer.
En entrevistas ofrecidas el mismo día de la elección, López Obrador ofreció muchas cosas, y espera la gente que le cumpla, que no se “raje”, que sea congruente con su proyecto ofrecido en la campaña, y que sea un muy buen presidente, porque de otra forma, al tener un mal Congreso y lo que sigue, los perjudicados seremos nosotros.
Hacemos votos, igual que muchos, porque el gobierno entrante a partir del 1 de diciembre tome conciencia de la importancia de su cargo, y no hagan lo mismo que el gobierno que gira su entorno y deja a sus miembros con el entusiasmo y las ganas de seguir viviendo del presupuesto en forma por demás insultante.
López ha prometido que no habrá corrupción ni impunidad, y ha ofrecido meter a la cárcel a las ratas de todo tipo, incluyendo familiares. La pregunta es si harán lo propio con Peña o alguno de esos bandidos de la actual administración, de quienes se ha comprobado su falta de ética y honestidad.
Es ahí donde López podría pasar la más difícil de las pruebas contra la corrupción, aunque estamos ciertos que no alcanzará a tanto por los compromisos que suponemos ya se tienen, y por los que llegan, amparados en sus familiares y conocidos que seguramente quedarán impunes, si mancha ni nda que les ueda estorbar la visibilidad, lo que a muchos nos falta, porque los otros se han encargado de acabarla. Tiempo de cambios, y esperemos sean para bien.
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México decidió
Todos sabemos el resultado, aunque faltan algunas casillas por capturar dentro del programa de resultados preliminares conocido como PREP que…