La política de la empresa transnacional es ubicarse en países en los cuales los trabajadores cumplan estándares de producción y de calidad que sus productos requieren con el menor pago posible al trabajador para competir en el mercado. México es un paraíso para el inversor extranjero por auspicio del Gobierno Federal que además ofrece terreno, infraestructura y exención de impuestos a cambio que establezcan sus inversiones con salarios miserables, aunque hay excepciones como la aeroespacial, que requiere de mano de obra especializada cuyo pago es recompensado a la altura de costos internacional, sin embargo se trata de minoría de trabajadores.
Trump desde candidato, pretendía ser el golpeador del mundo, parecía afectar de manera negativa a México. Se obsesionó con el muro y con el Tratado de Libre Comercio. La realidad llevó a Trump a negociar el Tratado pues cancelarlo afecta de manera negativa y muy fuerte la economía de Estados Unidos en lo agrícola, y el ganado porcino y vacuno. Igual sucederá con el muro pues al evitar el cruce ilegal de personas y de drogas de uso ilegal, el campo norteamericano reducirá su producción en perjuicio de los norteamericanos y los cerebros acostumbrados a la droga, perderán el juicio y el bendito muro evitará que el caos sea en México. Allá encerraditos por su Presidente, harán el desorden.
Estados Unidos presionará en la renegociación del Tratado para que suban los salarios de los trabajadores mexicanos, a fin de restarles competitividad y proteger empleo estadounidense, de ser así, lo que es sumamente difícil pues la condición laboral es potestad de un país y no sujeta a Tratados, los ganadores serán los trabajadores mexicanos que obtendrán mejor salario. El cierre de la brecha de salario podría tentar a las compañías estadunidenses a invertir allá siempre y cuando condiciones como impuestos, parques industriales, etc., se pongan a la par con las condiciones que México ofrece, lo que es muy difícil que suceda.
Hay que avanzar en defensa de México y al trabajador. Pueden sacrificarse años de exención de impuestos; prestar infraestructura; pero basta que al mexicano se le trate como cosa dentro del proceso de producción. Es tiempo que se le otorgue el valor agregado que significa una persona que se dedica a la labor productiva. Los salarios en México están entre los más bajos de los países más desarrollados del mundo, por lo que la reforma laboral que Trump eligió es más nacionalista que las decisiones laborales tomadas por ex presidentes mexicanos y Peña Nieto, aliados del Neoliberalismo.
Al trabajador mexicano se le paga en promedio 14.6 dólares, muy abajo de la media de 50.2 dólares. Los mexicanos ganan menos que los de Chile, 20.5 dólares, Letonia, 25.4 y Eslovaquia 30. La presión sobre México viene de Canadá que promueve un libre comercio progresista. Este enfoque de Estados Unidos y Canadá es una mejora fundamental, humanista, para un Tratado que nunca se ocupó por resolver el natural temor de los trabajadores derivado de que su país basó el atraer inversiones ofreciendo las peores condiciones laborales afectando de manera negativa a sus propios ciudadanos. Ahora es simple comprender el por qué la macroeconomía mexicana está muy bien, como dice Peña Nieto, a costa de la microeconomía familiar que se soporta en pésimas condiciones salariales.

Mejores salarios
La política de la empresa transnacional es ubicarse en países en los cuales los trabajadores cumplan estándares de producción y…