Quienes tenemos asuntos cotidianos, personales, estudiantiles o profesionales, y que tenemos que trasladarnos al Centro Universitario o alguno de los complejos de La Loma, sabemos el viacrucis que se vive todos los días en horas en que alumnos de la Universidad Autónoma de Tamaulipas, la Preparatoria Federalizada y el colegio Antonio Repiso entran a sus clases.
Se forman dos enormes filas que entorpecen el tráfico sensiblemente, y que se incrementa más cuando a los directivos de Tránsito se les ocurre enviar a algún elemento que, con una lamparita que ciega, torretas molestas y poco criterio vial se atreven a “dirigir” el tráfico.
En estos días que se ha cerrado la avenida Francisco I. Madero o diecisiete, como se le conoce, hemos experimentado algo interesante:
Para llegar a La Loma y al Repiso se toma la calle 17 y otros llegan por Democracia, bajando de la zona de Tamatán y puntos aledaños, o del Eje Vial, propiciando un caos vial en todos sentidos.
El tiempo en que se hizo la remodelación del diecisiete, hubo necesidad de cerrar ese acceso, quedando únicamente para llegar a la parte alta de la ciudad la calle 19 y la calle 22, bajando por Democracia.
Es importante que la autoridad entrante sepa que en los días -casi dos semanas- que se cerró el 17 totalmente para el Paseo Méndez, el tráfico ha sido mucho muy fluido, logrando avanzar en forma muy diligente, en dos filas: la que va al Repiso y el Boulevard, y la que va hacia IMSS, UAT y puntos cercanos.
No hace falta mandar patrullas que lo único que hacen es dificultar los pasos; tampoco hace falta enojarse todas las mañanas: con cerrar esa arteria tan importante un par de horas o menos, se alivia mucho el congestionamiento, porque todos los vehículos toman Democracia, haciendo una circulación mucho muy positiva para todos.
Realmente valdría la pena hacer un estudio de tráfico y considerar una medida como la anterior, porque ganamos todos, y hay menos congestionamiento, y por consiguiente, menos riesgo de siniestros.
Y suponemos que, finalmente, la autoridad no puede estar en todos los puntos de la ciudad, y la mejor forma de lograr que sean más eficientes los servicios y demás es conociendo, viviendo de cerca las deficiencias, problemas y demás, con que la ciudadanía se enfrenta a diario.
El tráfico es realmente difícil hoy en día por la cantidad exagerada de vehículos de contrabando que han solapado las autoridades de todos niveles en nuestras calles: carros desvencijados, vetustos, achatarrados invaden las arterias y propician, con la inexperiencia de quien nunca había manejado, embotellamientos importantes.
Es hora de ofrecer a Victoria una mejor cara y vialidad, y eso ya competerá a las nuevas autoridades.
Ojalá el alcalde Xicoténcatl González Uresti pueda incorporar en su equipo de trabajo gente con vocación de servicio que se preocupe por resolver añejos y nuevos problemas. Recordemos que muchos de éstos no son por mala fe, sino porque se ha registrado un crecimiento inusitado en las necesidades de la población al ser más los que vivimos en Victoria querida y ex tranquila.
Y la autoridad deberá interpretar esas necesidades que, esperamos, lleven a la práctica con un espíritu de servicio, sin afanes de revanchismo político o de pararse el cuello con obras que se dice que hacen, pero realmente nunca inician siquiera.
Los victorenses queremos un gobierno competente, honorable, que nos resuelva las carencias y garantice los servicios básicos, aunque, claro está, tendremos que poner nuestra parte de solución, porque realmente para que todo funcione adecuadamente, todos debemos poner ese esfuerzo para mejorar, interesándonos en el bienestar de nuestros iguales y de todos los que vivimos en la capital tamaulipeca.

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