En las ciudades como la nuestra, hay dos tipos de calles en cuanto a materiales, aunque algunos podrían afirmar que son tres: la primera que es fuera de clasificación, es la que tenemos en la periferia y que se compone de tereracería y rúas casi intransitables, llenas de piedras, desniveles abruptos y más, que hacen que la suspensión y llantas de todo vehículo se dañe, y motivo principal por el que permisionarios del transporte público elevan sus quejas a la autoridad.

Las otras dos son las que ocmpeten a la autoridad, y que se conforman de pavimento y concreto hidráulico; el primero es el clásico líquido negro con piedras, como lo vemos los neóficos, que cubre casi todas nuestras calles, que se arroja y aplana en la mayoría de los baches y, cuando hay una lluvia, se levanta y deja los agujeros en las calles más profundos.

El otro es el durable, el que permanece por años si no llegan los de Telmex o Comapa a destruirlo antes, pero por lo general es de buena calidad, y, aunque muy caro, bien vale la pena el esfuerzo, porque de esa forma se garantiza no estar metiendo mano a cada rato, permitiendo que haya mejor infraestructura vial.

Es muy costoso, y la autoridad tiene que hacer milagros para instalar este tipo de calles, y eso lo sabe el alcalde Oscar Almaraz Smer, quien durante el fin de semana estuvo anunciando por redes sociales el que habría trabajos de rehabilitación de muchas calles, con la idea de que quienes tuvieran que transitar por esos rumbos tomaran las precauciones necesarias.

Si, cuando llegan las cuadrillas de uno u otro material, incomodan, a muchos nos disgusta sobremanera el que cierren la calle, pero si queremos que la  autoridad responda a nuestros reclamos, tenemos que aguantar las consecuencias de esas medidas.

No hay vara mágica para que toque la calle y automáticamente se arregle: hay que levantar lo que no sirve, preparar y poner el material nuevo: así de claro.

Y la verdad, el trabajo que se realizó el fin de semana tiene a la ciudadanía muy contenta, aunque no faltan los amargados que nunca ven las cosas positivas que se hacen.

Varias calles de varias colonias fueron re encarpetadas con concreto, -no con asfalto- y eso es digno de una ovación, porque el trabajo que se realiza, la idea es que durante años no requiera estar tapando agujeros sin ton ni son.

La ciudad, hay que entenderlo, fue recibida por Oscar en un estado lamentable producto de un abandono de años, y ahora se están haciendo muchos trabajos para tratar de que sea más funcional. Lo vemos todos los días, y solamente quien no simpatiza con el alcalde no puede ver que vamos caminando.

Quizá quisiéramos todos un ritmo más acelerado: sí, pero no podemos negar que el trabajo se hace y bien.

En este sentido, el presidente municipal de la capital de Tamaulipas ha estado gestionando ante las autoridades del gobierno del estado apoyos extraordinarios para que el recurso y dinero alcance.

En ese sentido, somos de la idea de que quienes nos gobiernan dejan de tener “color político” cuando asumen el cargo, de forma tal que, un alcalde se pone de acuerdo con su gobernador, y juntos nos llevan beneficios a la comunidad.

Olvidémonos que si uno es priísta y otro panista, que si son de institutos políticos antagónicos: eso no funciona, porque lo que vale es que la obra llegue a los gobernados.

Y la verdad, ver esas cuadrillas cómo trabajaron en estos días, la forma en que se ha avanzado, el trabajo que se realiza es digno de admiración y de reconocimiento por parte de los que pagamos impuestos y siempre estamos exigiendo buena aplicación de nuestro dinero.

Nada hay mejor que ver una calle remodelada. Ni modo que digan que no se gastó en obra. No hay para donde hacerse, solamente nos queda aplaudir y reconocer ese esfuerzo a una labor que, si bien es cierto, es su obligación, se hace con nivel de excelencia.

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