Uno de los productos más usado por el ser humano luego de alimentos, vestido, productos de belleza es los medicamentos.
Lastimosamente la política de producción de medicamento se sujeta al interés económico de empresas, no de la estricta necesidad de salud. La acometida financiera de estas empresas auspicia fundaciones para la salud, impulsa investigaciones y premia médicos que prescriban sus productos.
Es difícil no prescribir a un paciente para el médico cuando estrictamente un cuadro gripal, por ejemplo, casi no lo requiere, pues la cultura en México lleva a paciente y a familia a concluir, este médico ni siquiera me recetó, en cambio aquellos que están con la moda farmacéutica son reconocidos por la gente como buenos y acertados médicos, así es que entre todos “hacemos el caldo gordo a las transnacionales”.
En la sexta ronda de renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte se discutirá la importancia de la industria farmacéutica y la forma de impulsarla. Para México es la oportunidad de apoyar a un sector “debilitado” que en los primeros 9 meses del año produjo medicamentos por valor de 4 mil 476 millones de dólares, lo que significa una caída de 40% ciento frente a lo reportado en igual lapso hace una década, lo que significa menos empleo. En los últimos 10 años se redujo en 20% la planta laboral farmacéutica de México; más de 10 mil personas perdieron su trabajo. INEGI
Guillermo Funes, presidente de la Cámara Nacional de la Industria Farmacéutica opina que la renegociación del Tratado representa la oportunidad de crear una integración de cadenas productivas entre México, Estados Unidos y Canadá que permitan reducir costos y elevar la capacidad fabril del país, como ocurre con el sector automotriz. “Buscaríamos una integración que reduzca los costos de operación de las empresas y ser una región”. México importa los insumos fármaco-químicos para producir medicamentos, pero su transporte entre fronteras se complica pues en las aduanas se dificulta la internación, debido a que se consideran productos riesgosos que pueden ser utilizados para fines ilícitos, como elaboración de drogas.
Estados Unidos demandó una mayor agilidad en la entrada de productos farmacéuticos a los países de la región y hacer más transparentes los registros, con el uso de nuevas tecnologías. Según Funes, una reducción en los gastos de producción podría resultar en medicamentos menos costosos, aunque dijo que aún es difícil determinar cuánto podrían bajar de precio, lo que se conocerá con los estudios correspondientes.
“El SAT debe crear una ventanilla especial para atender directamente este tipo de productos, lo que permitiría mejorar la infraestructura de transporte y sumar nuevas tecnologías a los procesos industriales. La industria vive una crisis por la falta de elementos como país para ser una plataforma de exportación sólida, la ausencia de una política industrial que defina mejor la distribución de fármacos, y que se fortalezcan las cadenas de valor de la industria de sustancias activas, pues casi todos los insumos son importados de Asia.
En los primeros 9 meses de 2017, la inversión extranjera en el sector sumó 85 millones de dólares, 97% menos que en igual lapso del año pasado. México ofrece 17% de ahorro en costos de manufactura a la industria farmacéutica en comparación con Estados Unidos, de acuerdo con el estudio Competitive Alternatives.
En el país operan 20 de las 25 empresas internacionales más importantes de la industria; algunos ejemplos son Merck, Boehringer Ingelheim, Schering Plough, Bayer, Astrazeneca, Pfizer, Glaxosmithkline, Baxter y Eli Lilly Company.
Los principales medicamentos que se hacen en el país son OTC (que no requieren receta médica), incluidos productos de nutrición y analgésicos, entre otros. En su estudio sobre el sector, ProMéxico destaca que el país se encuentra entre los mercados más desarrollados de Latinoamérica en materia regulatoria, pues la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios es reconocida por la Organización Panamericana de Salud como autoridad de regulación, control y fomento sanitario, lo que permite una base sanitaria de control sólida en la renegociación.