El medicamento es un elemento del paraíso terrenal del que se expulsó a Adán y Eva. Creado y puesto para ejercer una acción, sin consciencia de sí mismo, de sus indicaciones y de sus efectos adversos, sin conocimiento de lo que es y cuándo actuar o no, aunque posee una actividad que pretende curar una enfermedad o controlar el nivel de azúcar en sangre o de presión arterial, carece de conocimiento y de libre albedrío. El ser humano tiene muchas de estas características. Posee una fórmula química que le identifica, indicaciones, reacciones adversas, restricciones de uso, interacciones, precauciones, almacenamiento.
Las indicaciones del ser humano medicamento son todas las que se relacionan con el vínculo amigable con él mismo y con la sociedad; amabilidad, sociabilidad, atención, capacidad de amar, lealtad, amistad, ayuda, empatía, espiritualidad, todo aquello que los valores universales explican hace miles de años y que permiten al ser humano comprender, modificar, crear, enseñar, transformar, trascender. Para ello ha de interactuar con la mayor cantidad de seres humanos posibles, no hay límites y si interactuar de esta manera generará los resultados iguales a la energía psíquica que aplica en esa indicación bienhechora.
Los efectos adversos del humano medicamento son amplios, profundos, malignos, como son el egoísmo, la envidia, la maldad, el temor, el miedo, el terror, la angustia, la apatía, el daño, la manipulación, el engaño, la soberbia, etc., etc., etc., todo aquello que le aparte de su esencia espiritual.
En cuanto a precauciones y advertencias, se refiere a efectos que se generan en el humano medicamento con quien interactúa, en caso de que este último este sometido por el miedo, el temor y la angustia, y su reacción se derive bajo este efecto que hace perder la capacidad de amar.
En referencia al almacenamiento, el medicamento, según muestra en su empaque, debe ser manejado con cuidado y conservarse en clima seco y no mayor a 30C. El humano medicamento rompe esta limitante pues goza de enorme capacidad de adaptación a condiciones agobiantes de sequía y humedad; altibajos del clima como el desierto de día y de noche o el inclemente frío de los polos, asimismo supera las inclemencias de los monstruos que le acechan en su interior como la apatía, la depresión, el miedo, la cobardía, etc., etc., etc., que pueden conducirle a adicciones severas de daño.
Hay otra característica que presentan, fecha de caducidad. Al medicamento no le hace mella su fecha de vencimiento, el humano medicamento ignora su fecha de caducidad, aunque sabe que la tiene. Si el tiempo que este humano medicamento posee para mostrar a plenitud su capacidad espiritual, su esencia divina, su energía psíquica, el mostrar que está hecho de polvo de estrellas, es sumamente corto, ¿por qué el humano medicamento se empeña en mostrar en especial sus efectos adversos y se niega la exaltación, el trascender, la grandeza espiritual, construir el paraíso que perdió cuando se le otorgó el conocimiento y realizar a través del libre albedrío que posee asumir decisiones bienhechoras?