“Llega un momento en que un hombre no tiene derecho a vivir una vida normal y sólo puede vivir como un criminal, porque así ha decretado el gobierno que se haga uso de la ley”…

Nelson Mandela

La vida real con frecuencia es más impactante que los espectaculares guiones de películas. Drama, acción, ciencia ficción y hasta la comedia; cualquiera que sea el género de este arte, es lo mismo.

Le referiré un ejemplo a propósito de lo que está sucediendo en el mundo, alrededor de la segunda e inminente presidencia de Donald Trump en Estados Unidos.

En el final del primer filme de la trilogía cómica ¿Y en donde está el policía? –The Naked Gun en inglés– el actor protagónico Leslie Nielsen recibe en una ceremonia el reconocimiento de una parodia del presidente George Bush padre, por su aportación a la seguridad de la nación.

Palabras más, palabras menos, tras entregarle el homenaje – a Nielsen precisamente– el ficticio mandatario le ofrece empleo: “Trabajará usted con la escoria de la sociedad, con delincuentes consumados y su vida correrá peligro constante”, le advierte a Frank Drebin, el policía interpretado por Leslie.

La respuesta de Drebin es genial:

–¿Me va a invitar a su gabinete?

La reacción en ese momento fue de carcajadas generales, pero nadie podría haber pensado que esa actuación más de tres décadas después se convertiría en una pavorosa realidad con Donald Trump, en el escenario de un cuerpo de colaboradores elegidos por el magnate para su primer círculo.

De acuerdo a un trabajo publicado por el analista Fausto Pretelin, los convocados por Trump parecen tener el tufo, algunos de maleantes y otros de preclaros incompetentes. Lo pongo a su consideración:

Max Gaetz, propuesto para Fiscal General tiene una investigación abierta sobre posible abuso sexual contra una menor de edad. Otro caso inquietante es el del virtual Director del FBI, Tulsi Gabbard, quien gustaba de tomar café en Damasco con el dictador Bashar al Asad.

La seguridad de ese país podría ser una pesadilla. Un general que ni siquiera tiene un rango de cuatro estrellas, Pete Hegseth, dirigirá El Pentágono, cuando su más cercano trabajo era el programa de televisión “Fox&Friends”.

El insomnio también afecta a la salud. El abogado Robert Kennedy Jr., con un perfil  de teórico conspiracionista es un tatídico clon del mexicano Hugo López Gatell. Los dos comparten su animadversión a las vacunas, como lo mostraron en la mortal pandemia del Covid 19.

En materia de migración, Donald le dio su bendición política a Tom Homan, quien ya adelantó que quiere ver drones atacando a narcotraficantes en México, mientras abiertamente Elon Musk y sus esquizofrenias hegemónicas actúa como virtual vicepresidente y asesor en jefe.

Son perfiles, cita Pretelin, que recuerdan aquella frase sexenal que en México se convirtió en condición indiscutible: 90 por ciento de lealtad y 10 por ciento de capacidad.

Si en estos momentos viviera Leslie Nielsen y retomara su papel de Frank Drebin, le asistiría toda la razón al preguntar si el presidente lo invitaría a su gabinete. No se debe generalizar, pero lo que hasta ahora se ha visto tiene una apabullante similitud con la película mencionada en el inicio de estas líneas.

Al final de todo esto, es muy posible que algunos digan que todo lo descrito es problema de Trump y sus inminentes gobernados, pero en este caso hay una diferencia enorme a que haga algo parecido otro país a que lo haga el gobierno estadounidense.

Si a esos países les va mal, pues allá ellos. Como dice la voz popular, quien acepta la causa acepta las consecuencias. Pero desgraciadamente no sucede igual con los vecinos del norte. Sus decisiones tienen consecuencias globales.

No descubro el hilo negro: Si a Estados Unidos le va mal, a más de la mitad del resto del mundo le va igual o peor.

Incluido –hay que ser claro– a México…

X: @LABERINTOS_HOY