Sin lugar a dudas, uno de los aspectos que tienen que mejorar las autoridades de todos los niveles de gobierno es el referente al empleo: hay poco y mal pagado, de ahí que, pese a contar con una excelente calidad en mano de obra industrial, nuestros obreros y operadores viven mal y apenas les alcanza para medio cubrir situaciones básicas.

No se le ocurra a alguien de casa enfermar, porque se nos van dos, tres o hasta cuatro quincenas en un tratamiento, ya que la industria farmacéutica se ha mostrado como un maldito monstruo voraz, insaciable y terrible que acaba con todos los presupuestos y lucra con la salud de todo mundo, haciendo cada vez que la brecha entre la población enferma y los que no lo están sea mayúscula, porque no hay forma de parar a estos monstruos.

Como ejemplo pusimos hace unos días el incremento de casi un 200 por ciento en diversos tipos de insulinas que hoy en día los médicos están recetando, gracias a sus buenos resultados, pero que están supeditados a un aclase pudiente o a un inicio de tratamiento: cuando vemos que se debe seguir, dejamos los rayones y no podemos, porque, o comemos o nos inyectamos.

Pero hay quien supone que es fácil de enfrentar este problema, y habla de un buen empleo. Tamaulipas celebró una serie de eventos denominados “Feria del Empleo” en donde se colocó a muchos paisanos, aunque dicho sea con toda precisión y justicia, los puestos que se ofertaron pertenecen casi al subempleo, es decir, de esos de los mal pagados que hablamos a principio de la colaboración.

No hay ofertas de puestos mayores que permitan a la gente vivir bien, pero bueno, es un buen principio y cuando hay más empleo hay menos delincuencia y menos problemas sociales y familiares por lógica.

Llega el dinero de la comida a casa y los problemas se hacen más pequeños y eso todos lo sabemos.

Lo que no nos gustó fue el hecho de que se cancelen temporalmente las ferias del empleo por cuestiones de las campañas, para evitar que vividores de la política las utilicen como carnada de sus partidos políticos, asegurando que es su partido el que les da el empleo y no la autoridad -de cualquier color- que, junto con las empresas participantes, ofertan puestos parra que podamos llevar la comida a casa.

El caso es que sale perjudicada mucha gente, porque no tiene forma de enfrentar sus comprlmisos familiares y personales, y eso nos mantiene en una situación muy difícil, dicho sea con todas sus letras.

Tenemos que pensar en diversificar las fuentes de ingreso familiar, y una de ellas es la creación de empresas locales que nos ayuden a promover el turismo mediante la elaboración de materiales de recuerdos, fomento al folklore y las tradiciones y muchos pretextos más para ofertar y ganar-ganar, que es la meta de casi todos.

Y todo parte de la falta de empleo. Dice el presidente de México Peña Nieto que se han establecido miles de puestos laborales, aunque no comenta que el problema es que somos demasiados los mexicanos, y la demanda, a mayor población, crece paralelamente, lo que hace que sea muy difícil encontrar un equilibrio.

Pero no debemos dejarnos vencer y procurar que las empresas locales no cierren y no dejen a varios sin empleo. Necesitamos esos puestos de todos niveles, en el entendido de que no todos tenemos que ser máster o doctorados para trabajar: se requiere de todo nivel y conocimiento, pero con un parámetro similar: la calidad y dedicación al trabajo, que esa debe permear en todo nivel, desde el más bajo hasta el superior.

El hecho de ser responsable y buscar mejorar en el empleo nos lleva a ganar más, y pro consiguiente, a tener mejores expectativas de vida que se reflejan en cada uno de los miembros de la familia.
Ojalá se pudiera seguir fomentando la contratación de gente mediante estos esfuerzos oficiales, que buena falta nos hacen y ayudan enormemente a la economía e indirectamente a bajar los índices de inseguridad.

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