El insomnio es el trastorno de sueño más frecuente, seguido del síndrome de piernas inquietas y de apnea del sueño. De 60% a 80% de pacientes con narcolepsia y 90% con apnea del sueño o síndrome de piernas inquietas, no están diagnosticados. Entre 20 y 50% de la población adulta sufre dificultad para iniciar o mantener el sueño, y en el 10% de estos casos se debe a un trastorno de sueño crónico y grave.
Hay tres aspectos para determinar si se tiene calidad de sueño: duración, continuidad y profundidad. Si el tiempo dedicado a dormir no es suficiente para sentirnos descansados al día siguiente, si hay interrupciones en el ciclo de sueño, o si el sueño no es lo suficientemente profundo para ser restaurador, no tenemos calidad del sueño, proceso fisiológico vital para la salud integral, supervivencia y correcto funcionamiento del sistema nervioso. No dormir bien, reduce la calidad de vida, aumenta riesgo de hipertensión, de accidente cerebro-vascular, y agrava enfermedades que se padezca.
Falta de sueño y mal descanso afecta la función cognitiva, disminuyen concentración y capacidad de atención, surgen problemas de aprendizaje, falla de memoria, cambios bruscos de humor, aumenta el tiempo de reacción y altera el proceso de toma de decisiones. La condición ambiental que rodea el descanso, temperatura de la estancia, ruido o luz, son significativos para tener calidad de sueño, por lo que fácilmente afecta a millones de personas.
El insomnio es el trastorno del sueño más frecuente, 35% de adultos lo padece y15% insomnio crónico. La apnea del sueño afecta al 4% de la población, varones adultos con sobrepeso y mujeres que han pasado la menopausia. La Narcolepsia, afecta a miles de personas. El síntoma incapacitante es la excesiva somnolencia diurna. El insomnio provoca ansiedad al no conciliar el sueño y es elemento desencadenador de patologías graves como depresión, déficit de atención y memoria, hipertensión, diabetes y obesidad.
Recomendaciones para descansar mejor: No realizar ejercicio 2 horas previas a acostarse aunque realizar ejercicio es clave para un buen descanso durante el día. No utilizar dispositivos móviles o distractores en la cama, no ver televisión en ella o cenar tumbado. Debemos acostarnos en la cama solamente cuando se tenga sueño y vayamos a iniciar el acto de dormir. Evitar dormir siesta durante el día o que supere 30 minutos. Cenar de manera ligera, rica en triptófano como huevos, leche o plátanos. Evitar el consumo de alcohol o bebidas estimulantes antes de dormir. Crear un ambiente que facilite el descanso: bajar la intensidad de la luz 2 horas antes de dormir, climatizar la habitación de forma satisfactoria, evitar hacer esfuerzos que requieran mucha concentración antes de acostarse.
Es importante establecer una rutina para dormir que repitamos a diario. Es muy importante que los mayores estén activos durante el día y se evite aburrimiento o ausencia de obligaciones que les empuje a somnolencia diurna y nulo descanso por la noche. El hábito de dormir se puede trabajar para ser mejorado. El sueño no reparador compromete la calidad de vida. Es un problema serio de salud pública no abordado para el cual cuando mucho se prescribe para el síntoma, la falta de sueño sin que sus causas se comprendan.