Ser el partido en el poder es una fortuna. Y en forma paradójica, también puede ser una pesadilla.
Aunque no es privativo de México, en nuestro país eso es una constante que se traslada de gobierno a gobierno y se ventila en los procesos electorales. Si algo sale bien en una administración es la obligación de quienes lo manejan; si algo sale mal, lo que sea, es culpa de ellos y ellas, sin importar si es justo o no todos responsabilizan al gobierno de los males que sufren, así sean los más triviales.
Y el PRI, el Partido Revolucionario Institucional ,hoy paga las cuentas de haber permanecido durante siete décadas en la cúpula gubernamental, porque pocos reconocen los muchos beneficios que ha dejado, pero son legión los que le quieren cobrar facturas de todos los problemas, hasta porque los dejó la esposa o el esposo o les cobran de más en la tarifa de su celular.
Este escenario me quedó claro hace ya bastantes años. Si me permite, expondré el pasaje.
A su servidor, bisoño y casi adolescente reportero en Tampico a finales de los setentas, le ordenó su Jefe de Información cubrir lo que en aquellos años llamaban Zona Franca, hoy Recinto Fiscal Autorizado. Entraba uno y salía sin filtros incómodos y llegaba hasta donde se le pegaba la gana en los muelles. Bendita confianza perdida.
En esa encomienda, me concedió una antrevista el Capitán de Puerto, Arístides Palma, un veterano administrador, quien entre pregunta y pregunta me soltó lo que para él resultaba una injusticia: ¿Por qué –me dijo– se empeñam en afirmar que México no ha avanzado?
Casi como evocación en lugar de información, el marino describió ante quien escribe una serie de imágenes mentales para sostener que eso era una mentira. “Cuando pequeño vivíamos en una casi choza de madera y troncos a la orilla del río Pánuco y para llegar a la orilla debíamos tener mucho equilibrio, porque había que recorrer seis metros sobre un tablón que unía la casa con la margen. Nos íbamos a la escuela sin un centavo y caminábamos casi 15 cuadras porque no había transporte; nuestra comida diaria era tortillas, papas y mariscos porque mi papá era pescador. La carne casi no la conocíamos”.
Prosiguió: “Me metí a la Marina porque no podía aspirar a otra cosa y gracias a Dios me dieron la oportunidad de estudiar una carrera. Mientras estudiaba mis padres lograron comprar dos cuartitos ya en tierra firme que nos parecían un castillo, se hizo de una lancha propia, ya había camiones públicos y había carne en la mesa. Las cosas mejoraban para el que realmente trabajaba”, apuntó, palabras más, palabras menos.
Y concluyó: “Sólo con ver a mis hijos y la diferencia entre ellos y lo que yo viví me queda claro que hemos avanzado. Y mucho, cuando se trabaja”.
Todo, hace 38 años. Nada diferente a lo que sucede hoy, donde todo lo malo es culpa ¿de quién?…sí, del gobierno.
¿A qué viene recordar todo esto?
Sucede que en el entorno electoral que hoy nos afecta, escucho a mucha gente argumentar que México vive en el atraso porque ellos no tienen empleo o está mal pagado, no tienen casa, no estudiaron, no tienen automóvil, les dan sólo una despensa o porque el dinero que les regalan les parece poco.
Y todo, como ayer, es culpa del gobierno.
En realidad, hay muchas historias como la del capitán Arístides Palma. A quienes se han esforzado durante gran parte de su vida para progresar, les invito a lanzar una ojeada a ese pasado y recordar como vivían sus padres y ellos mismos, para observar lo que el presente es para sus hijos. En mi caso, sin lujos ni extravagancias, me queda claro que mis vástagos –no mis herederos porque no tengo que dejarles– disfrutan beneficios que yo sólo soñé.
¡Por supuesto que México ha progresado!
Negarlo es una majadería, no en el sentido popular de grosería sino de su real significado: es una tontería.. Es cerrar los ojos a que este país no es ni la sombra de lo que fue.
Cuando vote, hágalo por quien más le convenza o sienta que es el ideal para gobernar a nuestra nación, pero por favor, dejemos de quejarnos de que México vive en el atraso o en el abandono por culpa del gobierno.
Porque eso, es una necedad…

LA FRASE DEL DÍA
“Las elecciones, a veces, son la venganza del ciudadano. La papeleta es un puñal de papel…”
David Lloyd George

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