He buscado con afán sincero, mantenerme firme ante la bondad que tanto aprecio y que recibí del Creador, la misma esencia con que nacemos todos los seres humanos, y que sin saber a ciencia cierta el porqué de nuestros tropiezos en la vida, vamos poco a poco perdiendo, en ocasiones, sin percatarnos de ello; otras veces, sintiendo la pérdida del valor tan estimado, pero resignados, la intercambiamos por lo que nos ofrecen las entidades de afuera, los que buscan estandarizarnos para que no haya diferencia.
He perdido, pues, parte de la herencia de mi Padre celestial que me observa desde el cielo, incluso, siento que he perdido la vergüenza, la dignidad y la paciencia, sintiéndome arrastrado por ese mar de inconsistencias a las que suele llamarse pecados y siempre se traducen en penosas pérdidas.
Siento y con mucho pesar, todo lo malo que me ha ocurrido, pero mucho de ello, me lo tengo bien merecido, porque en ocasiones, siendo bendecido con el sentido de la vista, resulta que me convierto en ciego, y otras tantas veces en el sordo más testarudo de la tierra.
Puede que haya perdido mucho, entre ellos a mis mejores amigos, pero les aseguro, que no fue por consecuencia de mi falta de amor o desfiguro, tal vez, todo se debió a mi impaciencia, o a eso que suelen llamar el lado oscuro, aunque a decir verdad, nunca me faltó la luz para alertarme de que opusiera resistencia ante lo que exigía dejar de ser, de mi Señor, un hijo suyo.
He perdido mucho, pero no lo suficiente para estar consciente de lo que es bueno en la vida, y bueno eres tú, mi Padre, mi hermano, mi maestro, mi amigo fiel, que a cada rato me recuerdas, que siempre tendré un lugar junto a ti, allá en cielo.
No perdamos la fe, Dios está con nosotros y nada se ha perdido.
Que tengan un feliz inicio de semana y más bendiciones el resto de los días, y para mi muy amado y nunca olvidado amigo Dr. Antonio Ángel Beltrán Castro, mi espiritual felicitación, por ser el 1 de octubre, su cumpleaños.

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