No todo cielo gris se traduce en amenaza de tormenta, de pronto sale el sol y la claridad del día regresa, pero siempre habrá de quedarnos la sensación de que lloverá en cualquier momento, y como decía en uno de mis artículos: los nietos suelen ser momentos en la vida de los abuelos, para recordarles que familia, significa estar siempre dispuestos a consentir, a enseñar o a cuidar de la descendencia; claro, años después, habrá que dejar ir a los nietos como se dejó ir a los hijos, y no esperar nada de nadie, porque aquel que aprendió a sembrar la semilla del amor, sabe que no sólo es sembrarla, sino que hay que cuidarla para que germine y se desarrolle adecuadamente y al final dé frutos abundantes.
El fin de semana regresó el segundo de los nietos, él está en la etapa de la adolescencia; curiosamente, abandonó por unos instantes sus preciados juegos virtuales y aseguró que tenía ganas de estar con nosotros, le dimos la bienvenida y, ¿por qué no aceptarlo? Emiliano se portó muy bien, cuidó sus modales y por ello, sus abuelos estábamos muy contentos, después, de una manera muy sutil, habló conmigo y me dijo: Abuelo, me urge un celular, estoy incomunicado, mis amigos me extrañan y yo igual los extraño; mi respuesta fue un poco tajante y le contesté: Ya veremos. Emiliano no discutió, pero continuó con su pliego petitorio: Abuelo necesito que me enseñes a manejar, Sebastián ya maneja muy bien y yo me estoy quedando atrás, ya estoy próximo a cumplir mis trece años; de nuevo mi respuesta fue: Ya veremos.
Emiliano inquieto por mis respuestas preguntó: ¿Cómo está eso de ya veremos? ¿Qué significa? Antes de que pudiera contestarle, su abuela, que estaba escuchando le dijo: Lo que significa es que tienes que portarte bien y demostrar con ello que te lo ganaste. ¿Es eso cierto abuelo? ¿Me están poniendo condiciones? Ya lo dijo tu abuela muy claro, tienes que ganarte el celular, te daremos el plazo de un mes, si acumulas una sola queja no habrá celular. Emiliano se quedó pensando en nuestra propuesta, y respondió: Al menos llévame a manejar, eso no se incluye en el trato. De acuerdo, le dije, lo haremos, pero eso conlleva también una condición. ¿Cuál condición? respondió Emiliano. Tienes que aprender a manejar tus emociones negativas. ¿Cuáles emociones negativas? Los arranques de ira, la predisposición a la violencia que te impulsa a pelear con tu hermano mayor, las faltas de respeto a tus mayores y a tu pequeña hermana; el manejo de lenguaje grosero. Pero abuelo, estamos viviendo en otra época, en nuestro tiempo, todo lo que te parece que demuestra mi mal comportamiento, es normal, todos mis amigos se comportan igual que yo. Ese es el problema Emiliano, han adoptado una conducta totalmente irregular, si yo supiera que eso no les traerá consecuencias, me adaptaría a esa moda, pero créeme que, sólo te conducirá a correr más riesgos, a pagar las consecuencias y a fracasar en la vida, y no se diga a fracasar cuando por fin pienses en formar una familia y no puedas decirle a tus hijos cual es la diferencia entre el bien y el mal. Emiliano se quedó muy pensativo y aún no me dice si aceptará el trato.
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