Ayer cuando niño, tirado de panza en el suelo, observaba muy entusiasmado una larga fila de hormigas, corriendo fui a la cocina de nuestro hogar, donde se encontraba mi madre preparando la comida, para preguntarle si las hormigas habÃan ido a la escuela, mi madre con sus bellos ojos me miró y sonriendo me dijo: _No hijo, no creo que las hormigas vayan a la escuela. Sintiéndome intrigado le hice otra pregunta: _¿Entonces por qué caminan tan derechito como si estuvieran desfilando? Mi madre de nuevo volteó a verme y me contestó: _Lo que pasa es que las hormiguitas son muy disciplinadas, muy organizadas y trabajan en equipo, de hecho, forman una gran familia. Al escuchar esa palabra no pude quedarme callado y le pregunté: _¿Son una gran familia como la nuestra? Mi madre guardó silencio por unos segundos antes de contestarme, y luego, mirándome de otra forma, pude ver como una lágrima le rodaba por la mejilla, lo que me hizo sentir triste, entonces me abracé a sus piernas y ella llevó una de sus manos a mi cabeza, y me dijo: _Pero, no te pongas triste, las hormigas son muy felices, si no lo estuvieran no permanecerÃan tan unidas como siempre. Aquel acontecimiento dejó huella en mi memoria y marcó la pauta para sumar a mis valores la palabra unidad, para allegarse la felicidad; siempre que enfrentaba algún evento difÃcil en mi vida, antes de entrar en una situación angustiante, pensaba en lo grande que es nuestra familia y lo unido que solemos ser, sobre todo en circunstancias difÃciles. Ayer celebramos el cumpleaños número 88 de nuestra madre, nos reunimos con ella todos los que pudimos y yo sé que algunos hubiesen querido estar presentes, pero la distancia, en ocasiones, suele ser mucha y no les fue posible estar en comunión en esa maravillosa oportunidad para agradecer a Dios por tener con nosotros al pilar más valioso de nuestra estructura familiar. En un momento de soledad junto a mi madre, ella me preguntó: _Mira hijo, cuánto ha crecido nuestra familia, tanto, que ya he perdido la cuenta, cómo ha podido ser esto. En ese instante recordé uno de los grandes legados que nos ha dado ella y le respondÃ: _Todo esto se ha logrado, porque esta gran familia de hormiguitas tuvieron una madre que supo guiarlos y mantenerlos en unidad, para que marcháramos en la vida por el camino que marca la ruta del amor.
Yo les aseguro que después de Dios, nadie ha amado más a sus hijos que nuestra madre, mantengamos nuestra unidad teniendo como mejor propósito el seguir amando como Jesucristo nos ama.
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