“Con lo que muchos padecerán, entonces, escándalo y se harán traición unos a otros, y se odiarán recíprocamente; y aparecerán un gran número de falsos profetas que pervertirán a mucha gente; y por la inundación de los vicios, se resfriará la caridad de muchos. Más el que persevera hasta el fin, se salvará”

El enrarecido ambiente global, pareciera estar estancado en un pantano pestilente lleno de corrupción, inequidad y de injusticia, empobrecido por la falta de humildad, el exceso de ambición y falta de valores positivos.

Ha sido en vano el llamado divino a la humanidad traducido en fenómenos naturales, para erradicar la soberbia de los que abusan de un poder inmerecido que sobreabunda en sentimientos de venganza, alimentados por el resentimiento y el odio; es tan poca la fe que reflejan nuestras oraciones que se pierden en el vacío de la ingenuidad, nadie podrá devolverle a la humanidad lo que nunca ha merecido por faltar a la alianza de amor a través del sacrificio del Hijo del hombre.

Nadie por pobre que sea y sentirse temporalmente protegido por quienes persiguen otros propósitos, ni los que se han enriquecido en forma indebida y lo presumen, pueden sentirse seguros, ni pensar escapar a una justicia que está por encima de la reformada ley, los que han cometido delito tendrán que pagar las consecuencias.

La maldad siempre toca a la puerta de muchos, tales como los envidiosos, los egoístas, los avaros, los vanidosos, los soberbios y muchos más que cultivan los valores negativos y depositan su fe en el enemigo. Vigilar pues, se debe, a los que decidan seguir adorando a un dios equivocado.

“El que se acoge al asilo del Altísimo, descansará siempre bajo la protección del Dios del cielo” (Salmo 90:1).

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