Entonces le pregunté a la Sabiduría: ¿por qué mis palabras en ocasiones no parecen ser escuchadas? Y ella respondió: Toda palabra que sale a luz y viaja por el aire es escuchada, mas, quien recibe el mensaje, podría no querer oírla, ya sea porque encierra una verdad, ya, porque se percibe en ella la aspereza que lastima. Entonces dije: Pero yo nunca he deseado lastimar a nadie ¿por qué entonces el enfado de quien se siente lastimado? La Sabiduría dijo: Hay personas que han sido heridas en el pasado y llevan consigo el dolor en el presente; hay otras, que no están de acuerdo con el mensaje que reciben, porque no es congruente con la verdad que defienden, y toman las palabras como una ofensa, o en ocasiones como una provocación, todo depende del origen de la herida que no ha podido sanar, ya sea porque equivocaron el bálsamo para ello, pues, muchos utilizan el odio o el rencor, otros, el egoísmo o expresiones que ponen en evidencia su inconformidad por el hecho de no poder cambiar a las personas que les importan y por las cuales sufren. Entonces, sería mejor no decir nada, respondí. Y la Sabiduría contestó: sólo aquel que no ha sido favorecido con el don de la palabra hablada, podría guardar silencio, más, seguramente se valdrá de otra forma de lenguaje para darse a entender; en ocasiones el silencio resulta ser aún más malinterpretado, porque muchos habrán callado o callarán para mantener su propia paz o para ahorrar energía ante quienes se empeñan en no escuchar, teniendo sano el oído; más quien oye, pero no escucha, suele especular y con ello le da el sentido que quiere al mensaje, hace pues conjeturas sin conocimiento sobre algo.

Si tu afán de comunicación conlleva el objetivo de aclarar alguna situación, procura dulcificar tus palabras, más no lo suficiente como para verte confundido o inseguro, la verdad siempre encontrará acomodo en el corazón de aquellos que al tomarse una pausa para reflexionar, podrán valorar la justa definición de lo que se expresa y la humildad con la que se procede. Debemos recordar que ocasiones las personas se encuentran cursando por una etapa difícil y no logran estabilizar sus emociones; momentos en los que se puede tener el ánimo fiero de un león, quien tratará de responder instintivamente con fiereza ante lo que desconoce; en ese momento sé, como un ratón, como el de la fábula, que al ver a la fiera sufrir tanto dolor por tener clavada una espina en su pata, va en su ayuda para aliviar su pena, seguro estoy que la humildad y la cooperación te recompensará con la gratitud de quien sin saberlo necesita de tu ayuda.
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