¿Acaso es este un mundo de locos? Entonces, el Maestro contestó: No, nunca lo ha sido, pero han existido y existen personas que han tenido y tienen una idea equivocada de cómo debe ser el mundo.

De hecho, el probar aquello que se nos había prohibido en un principio, habla precisamente de las experiencias que en otro tiempo y en otra dimensión, no fueron favorables para conducir el destino del mundo, donde por cierto, nuestro hábitat nunca nos autorizó que desarrolláramos a plenitud lo que se consideraba bueno para todos, el hombre simplemente puso en práctica todo aquello que consideró bueno para él, sin tener en consideración de que en muchas ocasiones el abuso de su libre albedrío dañaba a su prójimo y a su mismo entorno, concluyendo con ello, que la frase popular que cita “lo que es bueno para mí, es bueno para todos” exhibe egoísmo o falta de empatía, pues no toma en cuenta las necesidades o perspectivas de los demás, sino la muy particular conveniencia, o la de un grupo adherente al ideario que promueven los que se consideran iluminados, para influenciar cambios sociales, sean estos locales, regionales o globales.

Sin duda que el disfrute pleno de los derechos humanos es un ideal prioritario para las masas, pero paradójicamente, aquellos que los promueven, en ocasiones, suelen ser los primeros en violarlos, más no por ello dejan de promoverlos, pues consideran que son fundamentales para incidir en el ánimo de los que han sido despojados de lo más elemental, pero, sobre todo, para mantener su estatus como líderes únicos de la verdad absoluta.

La naturaleza del hombre siempre será cuestionada, cuando su conducta rompa con los principios básicos de la sana, equitativa y justa convivencia; los que promueven el mal, siempre encontrarán justificación de sus actos para librarse de las terribles consecuencias de sus arrebatos.

Maestro, la maldad es contagiosa: “No hay árbol bueno que pueda dar fruto malo, ni árbol malo que pueda dar fruto bueno. Cada árbol se conoce por su fruto: no se cosechan higos de los espinos, ni se recogen uvas de las zarzas. El hombre bueno dice cosas buenas porque el bien está en su corazón, y el hombre malo dice cosas malas porque el mal está en su corazón. Pues de lo que abunda en su corazón habla su boca.” (Lc 6:43-45)

“El que ejercita la justicia y la misericordia, hallará vida, justicia y gloria” (Proverbios 21:21)
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