Hace unos días, le caí por sorpresa al tío Tiótimo, llegué a su rancho con cierto sigilo, estacioné el auto al pie del cerro donde tiene situado estratégicamente su casa, subí por una vereda que llegaba hasta la parte posterior, después con sumo cuidado, casi de puntitas me fui acercando a la parte frontal, donde por cierto, él tiene instalado en su porche una rústica mesa de madera, que asegura la hizo en sus ratos de ocio, que no son pocos, y como era de esperarse, se encontraba sentado en una de la sillas de la cabecera; al irme acercado por su espalda, a unos 2 metros de distancia, se podía ver que su mano derecha la tenía apoyada sobre su mentón, y el codo sobre la base de la mesa, y en la izquierda, sostenía lo que parecía una fotografía, faltando un metro, confirmé el hallazgo, la foto era de una dama; traté de regresar sobre mis pasos, pues consideré inapropiado interrumpir lo que parecía una evocación romántica de un recuerdo de sus años mozos, pero torpemente tropecé y al escuchar la sonora sentadilla sobre el suelo , el tío volteó y frunciendo el ceño me dijo: No te digo que me asustaste sobrino, porque ni las siniestras sombras de mis compañeros caídos durante la Revolución me espantan, pues no les quedé a deber nada, por el contrario, si llegaran a presentarse espiritualmente, el hecho me daría mucho gusto, pues compartimos muchos eventos tanto desagradables como de júbilo cuando nos iba bien en la contienda revolucionaria. Interrumpí al pariente abruptamente, pero con respeto, pues sabía que la narración, aunque históricamente interesante, sería muy prolongada, así que, para entrar en el tema, sutilmente le pregunté: Oiga tío, ¿la dama de la foto, era también pariente mía?, porque que yo sepa, usted nunca se casó, pero de seguro de joven conoció muchas doncellas. Mi tío me miró de reojo y esbozando una pícara sonrisa, dijo: Lo que pasó en la Revolución, se quedó en la Revolución; los tiempos actuales obligan al hombre a ser muy cuidadoso en eso de escoger pareja. ¿A qué se refiere? le pregunté. A que actualmente ya no se quiere igual que antes, y fíjate que no hablo de lo que llaman amor, porque para hablar de eso hay que hacerlo con madurez. Sigo sin entender, le dije a mi pariente. Verás, antes a la mujer le bastaba saber que uno era muy macho, y al hombre, que era un poco más exigente, lo primero que hacía era verla de arriba abajo. Ay tío, le contesté, pues ahora es lo mismo, en lo primero que se fija la mayoría de los hombres es en los atributos físicos de las damas. Mira sobrino, a los hombres de ayer nos agradaba que tuvieran una cadera ancha, porque eso significaba que serían buenas paridoras, también veíamos su cabello, éste tenía que ser largo brilloso y sedoso, eso significaba que estaban sanas, después le preguntábamos si sabían echar gordas y hacer la tragazón, no importaba que fueran puros frijoles, un tasajo de carne, y una sopa, eso sí, no le perdonábamos la salsa, ésta tenía que tener reharto chile. No, pues la verdad, si hay diferencias muy marcadas. Pero dígame tío, eso de ser muy macho, no le parece que involucra aspectos de violencia contra las mujeres. Bueno sobrino, ahora se toma de esa manera, la verdad es que cuando uno se ponía violento era porque había una razón, que la verdad no se justificaba usar la violencia, simplemente, uno dejaba de hablarle a la mujer hasta que esta entraba en razón, porque has de saber que, para el hombre, el hecho de no poder controlar los arranques, significaba que perdía su calidad de hombre. Bueno tío las cosas al parecer han cambiado, eso del machismo ya no es aceptado por la sociedad y las leyes lo castigan severamente. En eso tienes razón sobrino, pero resulta que las leyes no se aplican igual para todos, de tal manera, que los que ahora fingen que son machos, machos, pero tienen forma de burlar la ley, salen bien librados y hasta los premian. Buen tío, ahora dígame, quién es la dama de la foto. La verdad no lo sé, sobrino, pasó una avioneta y las iba aventando, yo la recogí, y como no dice nada, pensé que esa era una nueva manera de hacer política, primero promociona la imagen y luego viene el motivo que refleja el interés de la persona o del grupo. Me voy como llegué pariente, no cabe dudad que hay que estar preparado para entenderlo, bien dicen que más sabe le diablo por viejo que por diablo.
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