Tenía ya tiempo en que nadie reclamara el hecho de que me tardara al otorgar una consulta, pero un hombre, afectado de trastorno de ansiedad que esperaba su turno en la sala, me lo recordó, cuando por fin ingresó al consultorio; sutilmente me pidió una explicación sobre el tiempo de espera prolongado, accediendo a su petición de la mejor manera con estas palabras: “No sólo de pan vive el hombre” el paciente se mostró confundido con mi respuesta y me pidió que si podía ser más específico; entonces le pregunté si tenía tiempo para escuchar la explicación y él asintió con la cabeza; antes de continuar con mi respuesta le pregunté el motivo de su consulta, y él comentó que traía unos resultados de unos estudios que le habían solicitado en otro consultorio, entonces puso una carpeta sobre el escritorio, y antes de abrirla, le dije que no suelo tratar con otros pacientes la situación de salud de quien pide mis servicios, pero lo único que le puedo decir es que la paciente  se encontraba muy afligida por un diagnóstico que le habían dado en el hospital y quería que le diera mi opinión; como se trataba de un problema serio, consideré darle tiempo para que ella asimilara la importancia de su problema de salud, de ahí que la atendí hasta que logré establecer en ella un buen equilibrio emocional. Entonces el hombre dijo: Ah, un diagnóstico funesto me imagino.  Le contesté: No tanto como ella imaginaba, pero igual le ocasionó mucho estrés y sintomatología depresiva. El paciente se me quedó mirando y nerviosamente tomó la carpeta que había puesto sobre el escritorio, y dijo: ¿Podría tener usted tiempo de explicarme detenidamente  y a detalle el resultado de mis estudios? Yo sí tengo tiempo, pero ¿acaso usted lo tiene? El paciente bajó la cabeza avergonzado y pidió una disculpa, entonces tomé la carpeta en mis manos y le fui explicando detalladamente uno a uno el significado de los conceptos vertidos en ellos; al final le dije: Lo felicito salió usted muy bien en los estudios; el hombre respiró profundamente aflojó su cuerpo sobre la silla , secó el sudor de su frente y mostrando una maravillosa sonrisa, expresó abiertamente su gratitud y antes de retirarse de la consulta, se detuvo en la puerta y dijo: Tiene usted razón médico, no solo de pan vive el hombre.

Correo electrónico:

enfoque_sbc@hotmail.com