Si existe un lenguaje ligado al espíritu, seguramente, que muy pocos lo sabrán, y otros tanto, igual lo habrán experimentado sin saber que lo ha utilizado, ya sea como receptor o emisor, pues muchas veces pasaráinadvertido como otros tantos eventos extraordinarios que le ocurren al ser humano; ya todos estamos acostumbrados a comunicarnos mediante la voz, y otras expresiones corpóreas que nos sirven como herramientas para expresar lo que deseamos.
Existen elementos indispensables para tener una comunicación espiritual, entre ellos, una clara identificación con los que profesan la fe, ya que ésta, es un conductor sumamente efectivo donde el sentimiento de dar y recibir,encuentra una energía muy especial para alcanzar y entender lo que se requiere; lo mismo ocurre cuando existe una evidente conexión espiritual ente las personas, y encuentran una máxima expresión, cuando fluye esa energía etérea en abundancia, motivada por la necesidad de comunicar algún mensaje a los demás, ocurre entonces, que los cuerpos materiales que son el receptáculo y custodio del espíritu, se atraen para hacer contacto visual, táctilo mental.
Loa anterior viene a colación, por el hecho de que la exposición que estamos teniendo la humanidad, debido a factores desestabilizadores globales, que generan el ambiente caótico en el que se vive actualmente, ya sea motivado por eventos epidemiológicos, fenómenos naturales o por conflictos ideológicos, económicos, políticos y disociante, del siempre endeble equilibrio social, se está estimulando la fusión de la fuerza espiritual que emana de las personas de buena fe y mejor voluntad, que se vuelven generadores de energía sanadora para restablecer la armonía en el planeta.
No sé cuánto tarde para que la humanidad llegue a tener plena conciencia de lo que hacemos, pero puedo asegurarles que no existe fuerza más grande en el mundo que la generada por la fe.
La noche era fría, el cuerpo temblaba, la mente vagaba y el espíritu inquieto en Dios confiaba y al escuchar una sola palabra, Oráculo de Señor, ni frío, ni temblor, ni mente temerosa perdida, a todas las partes mantuvo integradas.
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