Cuando mi segunda hija se casó, nos pidió que cuidáramos de su mascota, una simpática perrita Chihuahueña, al ver alejarse a Maye ,el animalito de grandes ojos se entristeció tanto que se negaba a comer, pero fue tanta nuestra insistencia que poco a poco se fue encariñando con nosotros y toleró más la ausencia de quien la había mimado tanto, así es que  durante el día, mi esposa compartía el tiempo con Talía, nombre que nuestra hija le puso, y cuando llego yo del trabajo, la perrita espera a que termine de comer y a su manera me indica que le lleve alimento, después toma una envidiable siesta, mientras yo me pongo a elaborar el artículoperiodístico; pues  bien, a qué viene esta introducción, pues al hecho de que su hija María José, nació con un sentimiento tan amoroso por los perros, que no puede dejar de hacerles cariños a cuanto can se cruza por su camino, situación que en lo particular me atemoriza, pues  en ocasiones, no todos los perros son tan amigables con los extraños, de hecho, Talía se mostraba muy huraña con la niña , daba la impresión que tuviera celos, pues  cuando nos vista nuestra hija y los nietos, Talía prefiere retirarse  a su perrera y no sale de ahí hasta que se  despiden los niños de nosotros. Hace unos díasdecidimos fumigar nuestro hogar y  Talía se tuvo que ir de vacaciones con  nuestra hija Mayeya,  el animalito se resistió, pero al final fue llevada en brazos por María, quien la cubrió e inmovilizo con una manta, mi esposa le pidió a su nieta le estuviera informando del proceso de adaptación del nuevo hogar de Talía y la niña muy puntual se enlazaba con su abuela, vía video llamada para que constatara que se encontraba bien y con muchas comodidades, tantas que Talía  dejó de  amenazar simuladamente a María cada vez que la cargaba; al cumplir dos semanas de ausencia de la mascota, mi esposa  preocupada porque el animalito pudiese estar dando más trabajo a nuestra hija, le llama y le dice que pasará por Talía, más cuando María se enteró, inmediatamente le hizo una video llamada a su abuela y llorando le rogó que aún no fuera por la mascota, le dijo que Talía ya se había acostumbradoa estar en su nuevo hogar y dirigió la cámara de su celular al perrito,  quien sin pena y sí muy feliz, parecía estar sonriendo.

Que importante resulta poder observar los sentimientos de los niños, María ha sido bendecida con un don especial, no sólo ama a los perros, ama a todas las especies de animales que conoce, no les teme y los animales parecen tenerle una empatía instantánea.

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