Quiero caminar la senda de todos los días, sintiendo que cada paso que doy tiene un gran significado en la vida; quiero sentir que cada día que vivo tiene un por qué definido; quiero que cada destello de luz ilumine mi ser para cargar de energía mi cuerpo, y todo eso lo quiero, porque no puedo dejar que el tiempo sea la medida que limite cada momento de mi existir.

Quiero ser eterno, pero quiero también, que en esa eternidad, tenga cabida todo lo que amo y más, porque la gloriosa vida que me has dado, Señor, no es una vida cualquiera.

Quiero que a cada paso que doy, se quede conmigo toda la gran belleza con que adornas la vida, quiero quedarme con el color de las flores, con su aroma, con su tersura, quiero sentir, que en cada cosa que toco, toco tus manos benditas, y sentir cómo tú tocas las mías.

Quiero escuchar el canto del ave, el susurro del viento, el silencio del espacio infinito donde sólo se escuchan tus pasos; quiero sentir en mi cuerpo la bendita energía que emana del tuyo, cuando pasas a mi lado, cuando tocas mi hombro, cuando abrazas mi vida para calmar mis temores.

Quiero dejar de llorar en silencio, para que mis lágrimas broten como fresco venero y mojen la tierra donde está la bendita semilla que me diera la vida; quiero surgir de nuevo de tu soplo divino, que diera cabida a tu espíritu en este cuerpo, que todos los días camina por la senda de amor donde dejas tus huellas.

Quiero pedirte, mi Dios, mi salvador, mi todo, que te quedes siempre conmigo, y conmigo se quede todo el amor que habita en mi vida.

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