Qué difícil resulta conocer a fondo a las personas, me decía un buen amigo, un día en el que estábamos tratando de relajarnos un poco de la tensión de la rutina; yo lo escuchaba con atención, y en cada pausa me imaginaba las ocasiones en las cuáles yo me había hecho la misma pregunta, sin obtener una respuesta; mas, ahora me tocaba a mí dar la opinión sobre el tema, y aunque trataba de eludir la responsabilidad de pronunciarme sobre el particular, sabía, que no podría escapar en ese momento, pues de sólo ver la cara de angustia de mi compañero, me obligaba a decir algo que pudiera restarle un poco de dolor causado por la frustración, así es que, cuando me hizo la pregunta: ¿Qué opinas sobre esto? Le dije: Bueno, amigo, antes de contestar, te pediría que no tomes como verdad absoluta lo que comentaré, sólo toma lo que te pueda servir. Mi amigo asintió con la cabeza y empecé a darle mi opinión: Creo que siempre habrá cosas que cada uno de nosotros se guarde para sí mismo, al menos en mi experiencia así lo he constatado, pues yo he guardado cosas para mantener en buenos términos, ya sea una relación amorosa o amistosa, pues no todas las personas tienen la capacidad de poder asimilar aquello que pueda reñir con su manera de ser o con lo que piensan, y conciben y defienden como verdad, pues siento que se resisten a abandonar la idea de lo que conciben como perfecto o viceversa; por otro lado, en ocasiones, teniendo conocimiento de la susceptibilidad de la otra persona, en razón de malinterpretar las opiniones, como se suele decir “No digas nada que pueda ofenderla”; en estas dos vías resolutivas para no entorpecer la relación, media el amor, pues si amas a la otra persona, quédate con aquello que pueda causarles contrariedad y ámala tal y como es, respetando el principio de la dignidad. Sí amigo, es frustrante cuando la otra parte falla, pero ponte a pensar en tus propias fallas, en las veces en que has tenido que mentir para no herir a los demás, más si esto te hace sentir poco honesto, pon en los platillos de la balanza en un lado el orgullo y en el otro el amor que sientes por aquellos que amas, y entonces encontrarás que el concepto de lo que significa amar, nos sujeta a renunciar a sí mismos para darte a la otra persona.
“El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso, ni jactancioso, ni orgulloso. No se comporta con rudeza, ni es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad, sino que se regocija en la verdad. Todo lo cree, todo lo espera y todo lo soporta” (1 Corintios 13:4-7).

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