Camina con paso firme, aunque el viento sople fuerte no detengas tu marcha, si descansar quisieras, no lo hagas, porque ya habrá tiempo suficiente para hacerlo involuntariamente.
Camina y abre bien los ojos, porque hay mucho que ver todavía, incluso, en aquello que te pareciera ya conocido, pero que ayer, por tener tanta prisa, no te diste tiempo para ver los detalles, y precisamente en ellos encontrarás una
enorme diferencia, entre lo que es pensar que se está vivo, y vivir.
Camina y mantén siempre una sonrisa en los labios, porque con ello le dices a tu mente, que no estás dispuesto a renunciar a todo aquello que es de tu agrado, y reconócelo de una vez, no sigas negándolo, te agrada tanto la vida,
que ahora te arrepientes de aquellos momentos, en que fingías que todo te molestaba, por pensar que vivías en un mundo equivocado.
Camina y que no te importe ser criticado, por el contrario, alegrarte de serlo, porque con ello queda demostrado que eres diferente, y algo te han de envidiar, los que tanto insisten e insistieron detenerte en otro tiempo.
Camina y sigue de frente, que nada te detenga, muéstrate tal y como eres, porque al hacerlo, encontrarás en ello, que siempre fuiste libre, y de hacer lo que más te agradaba, viviendo de la mejor manera, de la forma en que tanto tu cuerpo, como tu mente, en una acompasada armonía, hacían crecer de tal manera tu espíritu, que cada vez que querías entablar una conversación con la fuente de tu creación, a la que muchos te decían que no podías ver,
porque no lo merecías, resultó que siempre fue tu mejor guía, y que habitó siempre en tu corazón y no lo sabías.
Camina y no te detengas, y que nada te distraiga, porque la fuerza de la fe te acompaña, porque YO SOY TU DIOS y siempre estaré contigo.
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